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"Para Dios, nada es imposible" (Lc. 1,37)

domingo, 15 de enero de 2012

Un libro




Quizá ya lo sepas pero, este domingo, te cuento con alegría  que he publicado un libro - "Tu mi palabra" - con algunas de las entradas que hemos compartido en este tiempo en el blog.

Darlo a luz no ha sido tarea fácil -la entrada en el mundo de las publicaciones es ardua-; de hecho, me lo he tenido que autofinanciar y ahora, ¡me encuentro en la quimera de distribuirlo! Pues bién, ocupada en esta "misión casi imposible", me acerqué la otra mañana a una librería madrileña para ver si me lo recogían en depósito y el librero me dijo algo que me hizo esbozar una sonrisa amarga: "Pero, ¿como viene con un libro si ya está todo dicho?..."

Y abandoné la librería con su pregunta resonando en mi mente mientras mi corazón se resistía a acogerla... ¿Será verdad que ya está todo dicho...?
Tras un breve espacio de tiempo que concedí a mi conciencia para que se examinara- siempre es consolador confesarnos los porqués íntimos de aquello que hacemos-, volví a reformularme mis motivos para publicar: pensar e invitarte a pensar; compartir, sin miedo, aquellos valores en los que creo; dar voz al hondo lamento humano e impulsar hacia la esperanza...
No busco mas honores que, como decía una amiga, sentarme junto a ti en torno a esa mesa de camilla para cuidar de la palabra y explorar las preguntas más profundas de la vida a través de las experiencias personales; detenerme contigo en lo fundamental; olvidarnos por un rato de todo aquello efímero y banal que tantas veces nos ocupa; devolver su valor a lo que es esencial... Pretendiendo con ello, en la medida que podamos, hacer de este mundo un lugar un poco más amable. 

Así que, señor librero: puede que usted tenga razón y que todo esté dicho ya pero, en esencia y "con la más profunda humildad", yo - como diría León Felipe- "solo quiero ungir las palabras con mi alma" y dar vida a la Palabra.


Cuento contigo para ello.


Te quiero mucho. Hasta el domingo


Ana

2 comentarios:

  1. ¿Realmente está todo dicho? Es posible que, a pesar de los enormes cambios tecnológicos de los tiempos recientes, la esencia del ser humano y sus problemas y necesidades fundamentales sigan siendo las mismas. Si es así, quizás se pueda decir que ya hemos hablado de estos temas desde los albores del lenguaje humano. Sin embargo, las circunstancias en que el ser humano vive cambian constantemente de una generación a otra. Por lo tanto, pienso que se pueden decir cosas nuevas sobre los temas de siempre, teniendo en cuenta las situaciones concretas de la época en que uno vive. Pero no solamente se pueden decir cosas nuevas sobre temas antiguos, sino que se pueden decir las mismas cosas de mil maneras. Shakespeare, Dante, Yeats y Burns han escrito sobre el amor, pero ¡con que estilos tan diferentes! Hablando de amor, los amantes nunca se cansan de decir ‘te quiero’ y, de hecho, si un amante se lo dijera a su pareja, sería insólito que él que escucha estas palabras mágicas replicara: ‘ya me lo has dicho, ¿por qué lo repites?’. Las mismas palabras ‘te quiero’ suenan diferentes y frescas al oído del querido por muchas veces que las haya oído. Como seres humanos sentimos la necesidad imperiosa de expresarnos en nuestras propias palabras e, incluso si las palabras fueran las mismas, el tono de voz, la expresión visual y corporal de la persona que habla y, en el caso de la palabra escrita, el estado de ánimo y las experiencias vivenciales que el lector trae al texto, hacen que los significados que se puedan extraer de ellas sean prácticamente infinitos.

    El comentario del librero me recuerdo a alguien que me dijo una vez, hablando de un paisaje de montaña, que le parecía siempre igual. A mí me pareció que a esta persona le faltaba la sensibilidad necesaria para detectar los constantes pero sutiles cambios provocados por la luz cambiante y las sombras de las nubes sobre las cumbres. Al parecer, y muy sorprendentemente, al librero le falta la sensibilidad para detectar los matices y sutilezas de la palabra humana.

    La noción de que todo está ya dicho ha sido refutado de una manera inolvidable por Becquer:

    “No digáis que agotado su tesoro
    de asuntos falta enmudeció la lira:
    podrá no haber poetas; pero siempre
    habrá poesía.

    Mientras las ondas de la luz al beso
    palpiten encendidas,
    mientras el sol las desgarradas nubes
    de fuego y oro vista,
    mientras el aire en su regazo lleve
    perfumes y armonías,
    mientras haya en el mundo primavera,
    ¡habrá poesía!

    Mientras la ciencia a descubrir no alcance
    las fuentes de la vida,
    y en el mar o en el cielo haya un abismo
    que al cálculo resista,
    mientras la humanidad siempre avanzando
    no sepa a dó camina,
    mientras haya un misterio para el hombre,
    ¡habrá poesía!

    Mientras se sienta que se ríe el alma,
    sin que los labios rían;
    mientras se llore sin que el llanto acuda
    a nublar la pupila,
    mientras el corazón y la cabeza
    batallando prosigan,
    mientras haya esperanzas y recuerdos
    ¡habrá poesía!

    Mientras haya unos ojos que reflejen
    los ojos que los miran,
    mientras responda el labio suspirando
    al labio que suspira,
    mientras sentirse puedan en un beso
    dos almas confundidas,
    mientras exista una mujer hermosa,
    ¡habrá poesía!

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    1. ¿Que todo está dicho? ¿Y ese señor tiene una librería?¿O es sólo el encargado de una base de datos? Mi capacidad de asombro no tiene límites...todavía. Coincido totalmente con Tommy cuando da el ejemplo de los amantes. Incluso cuando las palabras son exactamente las mismas, pueden sonar totalmente nuevas si cambiamos el lugar, la situación, el momento... Pero, bueno, consideraciones sobre libreros aparte, tu libro es una ventana abierta al corazón, es un soplo de aire fresco que se agradece, y no sabes de qué manera, cuando todo lo que nos rodea se reduce a sube y baja de primas de riesgo, recortes de presupuesto, subidas de IRPF, y otro vocabulario similar. ¿Cómo no agradecer la posibilidad de hablar de los sentimientos, aunque no coticen en Bolsa? ¿Cómo no dar espacio a los recuerdos y las emociones que desatan? ¿Cómo olvidar que la realidad no es sólo lo que vemos y tocamos, sino que hay todo un mundo en el plano emocional, y que no seríamos humanos si nos quitaran ese componente? Realmente, a juzgar por las palabras del librero, la crisis nos está afectando mucho más de lo que parece.Así que coincidiendo con Tommy otra vez, y aunque ya está dicho, yo también te quiero mucho.

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