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"Para Dios, nada es imposible" (Lc. 1,37)

domingo, 28 de noviembre de 2010

Evangelizar las emociones

Te contaba el  otro día que mi hija María llevaba un tiempo en casa con un dolor lumbar muy fuerte...Tras las pruebas pertinentes, el médico que la llevaba nos ha dicho que podría ser una enfermedad seria...Nos lo ha dicho después de molestarse en estudiar en profundidad el caso...Lo ha dicho basado en una de las posibilidades que la ciencia ofrece como respuesta a lo que le pasa a María...           Nos lo ha dicho con buena voluntad pero sin piedad.


Ante la noticia, como madre, me he sentido como quizá se sintiera la Virgen cuando, con José, llevó a su hijo al Templo a presentarlo al Señor y el Niño Jesús fue bendecido por el anciano Simeón...
Simeón le dijo a María: "Y a ti, una espada te atravesará el corazón..." (Lucas 2, 33-35)



Después han llegado otras opiniones médicas también cualificadas: esto no tiene ningún sentido, no hay datos para predecirlo, no estamos de acuerdo, quizá todo sea un problema de crecimiento... Estaos tranquilos...


También me ha llegado tu cariño, tu presencia constante, tus palabras, tus llamadas, tu preocupación, tu oración...Gracias.


Y también me ha llegado el pensamiento que un sacerdote querido expresó en una eucaristía: evangelizar las emociones...Gracias Pablo. Tu lúcida expresión me ha invitado a pensar...


Evangelizar las emociones...
En esta circunstancia que me toca atravesar, cuando he estudiado la enfermedad, he sopesado pros y contras del posible diagnóstico, he recurrido a los mejores expertos... ¿cuanto he evangelizado mis emociones? 
¿Como evangelizo yo la duda, la incertidumbre, la agonía...?  ¿Cuando me he creído, en mis horas de angustia, aquel "No temas que yo estoy contigo"? ¿Cuanto me ha consolado ese abandono en la Providencia porque "hasta los cabellos de vuestra cabeza están todos contados"? ¿Cuantas veces me he creído aquello de "Mis caminos no son los vuestros..." ?




En esta experiencia difícil que me toca vivir, he descubierto que necesito evangelizar las emociones...
¿Y que es eso, me dirás...? Yo no lo sé muy bien, estoy empezando a descubrirlo pero...
Creo que no significa ignorar la realidad ni dejar de pelear por ella pero sí que nos invita a descansar, a confiar, a pensar y vivir que Dios es padre y madre...
Creo que no es ponerse una venda e ignorar las dificultades pero sí que es vivir con la certeza de que alguien mucho mas grande que nosotros está ahí y sabe lo que necesitamos... 
Evangelizar las emociones quizá sea pensar en el futuro, en lo que tendrá que venir, con la confianza del niño que duerme en las manos de su madre...
Creo que es aceptar que Sus designios, los de Dios, ciertamente no son los nuestros y que todo sucede para el bien de los que Él ama...
Creo que es hacerse niños para mirar con ingenuidad y confianza lo que nos rodea...
Evangelizar las emociones quizá sea dejar que la fuerza de la razón se deshaga al calor de la fe y de la esperanza...


Volviendo a la Virgen: ¿como viviría ella durante tantos años la predicción del anciano Simeón...?
Hoy, cuando empieza el Adviento, le pido a Nuestra Señora que nos ayude a vivir como ella lo hizo: sencillamente, en las manos de Dios, siempre dispuestos a hacer lo que Él nos diga...


Me gustaría que me contaras que es para ti evangelizar las emociones...Porque esa parte pagana que vive en mi alma necesita del bálsamo de tus certezas para, poco a poco, irse convirtiendo, tranquilizando, aliviando. Necesito de tu fe para vencer los miedos que me invaden. Necesito de tu confianza en Él para poder creer que todo va bien...


Te quiero mucho. Hasta el domingo.

domingo, 21 de noviembre de 2010

Les echo de menos

Es algo que ocurre cada mañana. Cerca de la casa en la que vivimos hay una iglesia en cuya puerta, como en tantas puertas de tantas iglesias, hay un mendigo.
Y cada mañana, cuando mi hija va al colegio, se produce el mismo ritual: se dan los buenos días, ella y el mendigo; y ella le pregunta a él si ha visto a su amiga, con la que queda para ir al colegio; y él le contesta a ella que aún no ha llegado pero que parece verla de lejos; y mi hija descubre, de repente, que se le ha olvidado la carpeta; y él le dice que vuelva a por ella y que le dirá a su amiga que espere; y mi hija vuelve corriendo a recuperar lo olvidado, y cuando vuelve con su carpeta a la puerta de la Iglesia, allí encuentra al mendigo con su amiga. Y las dos, dejan  a su mendigo en su soledad, con un "gracias" y "hasta mañana" que provoca sonrisas en los tres y también en mi que soy testigo a distancia...
Mientras tanto, estoy segura de que el Dios presente en la iglesia de nuestro mendigo, también sonríe al sentir que sus hijos son hermanos...

 Es algo que ocurre cada mañana y que nos da, a todos los que participamos en este ritual, la certeza de haber estrenado el día con cotidianidad, con apoyo, con seguridad, con alegría,...!Que importantes somos los unos para los otros!.
No se lo que pensarás tu de ello, pero nuestro paisaje cotidiano está hecho de presencias muchas veces imperceptibles pero imprescindibles. Y lo cierto es que, aunque nos "desconcierte" un poco, vivimos cohesionados los unos con los otros y dependemos unos de otros.Ya se lo contaba San Pablo a los Romanos:

            “Así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, 
             y todos miembros los unos de los otros”.  Romanos 12:5                                                                                                                                               
Somos muchos pero somos uno, somos distintos pero nos complementamos, nos ignoramos muchas veces pero nos necesitamos siempre...
Somos miembros unos de otros y somos un solo cuerpo.A esto le venimos llamando comunión. Y es un gran misterio: hay "algo" que nos comunica a los hombres entre si y, de la misma forma misteriosa, la comunión con los hombres se hace comunión con Dios.

Termino contándote que hace días que mi hija no va al colegio, un dolor fuerte de cadera le impide andar y la retiene en casa... Y hace días que tampoco veo al mendigo, ya no está apostado a la puerta de la Iglesia...A los dos les echo de menos.

Te quiero mucho. Hasta el domingo

domingo, 14 de noviembre de 2010

Somos hijos de santos

Maria Jesús, en su comentario del 1 de Noviembre, festividad de "Todos los Santos", nos decía que "somos hijos de santos" y con palabras de Pedro Poveda nos indicaba como actuar en consecuencia... Gracias Maria Jesús.

"Somos hijos de santos" ha resonado toda esta semana en mi corazón y en mi memoria ...La muerte reciente de la madre de Manuela y del padre de Isabel, dos grandes amigas mías que sé por lo que están pasando, quizá haya alimentado este pensamiento.               

"Somos hijos de santos" supongo que cada uno lo interpretará a su manera pero a mi me ha hecho volver la mirada a quien supo transmitirme el don de la fe: a mi padre, a mi madre y también, por que no, a Pedro Poveda y Josefa Segovia en la Institución Teresiana.

Ellos, además de la vida, me dieron el sentido profundo de la misma.
Si creo, es porque ellos lo hicieron primero; si intento cada día ser una buena persona, es porque lo aprendí de sus actos; si pido o agradezco o siento que nunca estoy sola, es porque ellos lo hicieron en su vida y yo fui testigo.

Pero, ¿que es ser santo?. No lo sé  explicar muy bien con palabras, aunque la santidad, cotidianamente, la descubro en la vida y en los demás.
Permiteme que te cuente una anécdota que relataba un Jesuita a propósito de esto de la santidad :

"Una clase de un colegio de primaria, con su tutor, acudió a ver una hermosa catedral. Los  chavales, al entrar en ella, quedaron admirados de su belleza. 
De repente, uno de los muchachos se acercó al profesor y señalándole las vidrieras le preguntó que quienes eran aquellos personajes representados en los cristales de colores. El profesor le dijo que eran santos...
Cuando volvieron a clase, el profesor les hizo varias preguntas sobre lo que habían visto. Una de ellas fue: ¿Que son los santos?. Y el muchacho que le había preguntado por los personajes de las vidrieras levantó la mano para contestar: 
                                             "Santos son aquellos que dejan pasar la luz"


Pues bien, no se si nuestros padres fueron santos, quizás fueran y son personas normales, con sus virtudes y defectos, como todos; lo que sí sé es que ciertamente dejaron pasar la Luz que hoy nos inunda a todos.
La santidad es testimonio de Dios en la historia concreta y ellos han sabido ser testigos.


Y para ti...¿que es "ser hijos de santos"?

Te quiero mucho. Hasta el domingo...

domingo, 7 de noviembre de 2010

Crear lazos

Alguien me ha preguntado esta semana que por qué había empezado este blog...
Yo le he dicho que para poder hablar contigo, para no dejar de estar cerca, para seguir compartiendo de la misma manera que hemos hecho tantas veces...
Pero el comentario de Silvia la semana pasada, me ha permitido pensar sobre la respuesta a esta pregunta...Cuando Silvia hablaba de lazos me hizo volver, de repente, a ese capítulo del Principito en el que el zorro y el pequeño Príncipe dialogan:



"¿Qué significa "domesticar" ?
- Es algo demasiado olvidado – dijo el zorro. – Significa "crear lazos..."
- ¿Crear lazos ?
- Claro – dijo el zorro. – Todavía no eres para mí más que un niño parecido a otros cien mil niños. Y no te necesito. Y tú tampoco me necesitas. No soy para ti más que un zorro parecido a otros cien mil zorros. Pero, si me domesticas, tendremos necesidad uno del otro. Tú serás para mí único en el mundo. Yo seré para ti único en el mundo...
Sólo se conoce lo que uno domestica – dijo el zorro...

– Los hombres ya no tienen más tiempo de conocer nada. Compran cosas ya hechas a los comerciantes. Pero como no existen comerciantes de amigos, los hombres no tienen más amigos. Si quieres un amigo, domestícame!...


...Adiós – dijo el zorro. – Aquí está mi secreto. Es muy simple: sólo se ve bien con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos.

- Lo esencial es invisible a los ojos – repitió el principito a fin de recordarlo.
- Los hombres han olvidado esta verdad – dijo el zorro. – Pero tú no debes olvidarla. Eres responsable para siempre de lo que has domesticado..."

Bueno pues, como en el Principito, a mi también me gusta crear lazos y cuidarlos; me gusta vivir y guardar en el corazón esos acontecimientos, grandes o pequeños, que la vida me permite compartir con las personas y que me unen a ellas para siempre: ratos de colegio y universidad, esfuerzos compartidos en el trabajo, dolor ante pérdidas irreparables, alegria en esas tertulias que deseábamos fueran interminables, noches sin pegar ojo, sueños de futuro, paseos junto al mar, presencia en tantos momentos en que había que tomar decisiones, compañía en los momentos singulares de la vida...Son oportunidades que se nos regalan para estar juntos y estoy convencida de que no suceden por casualidad; por eso me gusta, de vez en cuando, permitir que dichos momentos me conquisten e invadan de nuevo mientras el corazón se estremece y las lágrimas se asoman porque nadie las ve...

Todo el tiempo "que he perdido" contigo te convierte en algo único para mi y me siento responsable de ti para siempre. Eres único en el mundo y te necesito.

Y para ti...¿que significa crear lazos?

Te quiero mucho. Hasta el domingo

lunes, 1 de noviembre de 2010

Esto es para ti...

Llevaba ya tiempo queriendo compartir contigo... y esta mañana, la de todos los santos, me he levantado pronto y aprovechando el silencio y la paz que hay en casa mientras todos duermen me he dicho: !ahora comienzo el blog!

Me he propuesto escribirte cada domingo, para que tu también me escribas; recoger experiencias de la semana y contártelas, para que tu también me cuentes; saber que estamos juntos en lo cotidiano, para no sentirme sola; constatar y afirmar que merece la pena compartir porque al hacerlo se conmueve nuestro corazón...

Desde hoy, te pido que tu seas mi palabra, mi inspiración, mi espacio, mi silencio, mi oración...

Gracias por estar ahí. Te quiero mucho. Hasta el domingo...