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"Para Dios, nada es imposible" (Lc. 1,37)

domingo, 2 de diciembre de 2012

El buen samaritano


“Era una noche muy fría de Noviembre del 2012 en Times Square (Nueva York). Sentado en una esquina de la plaza había un mendigo descalzo. Por dicha esquina pasaron mucha gente: turistas, jóvenes, mayores, gente que estaba de compras… Todos le vieron y dieron un rodeo. Pero un policía que estaba vigilando la zona llegó junto a él, se arrodilló, se fijó en sus heridas y tuvo compasión; tras hablarle y descubrir su talla de zapato, el agente desapareció... Sin embargo, al cabo de unos minutos, se pudo volver a ver su figura: en sus manos llevaba unas botas y dos pares de calcetines que acababa de comprar. Se acercó al mendigo, se agachó y le ayudó a ponérselas...Este acto fue captado por un turista que, con la cámara de su móvil inmortalizó el momento...                                                                                  Si Jesús hoy nos preguntara: ¿Quién de todos te parece que fue prójimo del que estaba descalzo en la esquina?», podríamos contestar «El que practicó la misericordia con él». Y, con absoluta certeza, Jesús nos diría: «Vete y haz tú lo mismo»”      Versión del evangelio de Lucas 10, 30-37 actualizada por gente buena del mundo que habitamos


Es, efectivamente, una versión actualizada de la parábola del buen samaritano. En este mundo que tantas veces reconocemos  enfermo, sigue siendo tremendamente actual la palabra de Dios; el mensaje de Jesús no ha perdido su frescura...

Hace bien poco, Benedicto XVI nos recordaba: "hoy resuena con fuerza la voz del Señor que nos llama a cada uno de nosotros a hacernos cargo del otro…Dios nos sigue pidiendo que seamos “guardianes” de nuestros hermanos, que nos cuidemos los unos a los otros, que estemos atentos a las necesidades del otro, de hacerles siempre el bien". 
Y es en ese compartir fraterno del policía- que supera la generosidad de la limosna- donde he reconocido esta semana la misericordia de Dios...

La fotografía que acompaña este escrito ha conmocionado al mundo. Según cuenta el "New York Times", la imagen, tomada sin que el oficial se diera cuenta, ha sido vista ya 1,6 millones de veces. Dicha foto fue publicada después en Facebook. El resultado fue instantáneo: el oficial se convirtió en un héroe de Internet en apenas una noche. Los números conseguidos fueron espectaculares, 1,6 millones de visitas y casi 250.000 «me gusta»... Los actos de bondad aún conmueven a nuestra sociedad... 

Lo han dicho, con autentico convencimiento, muchos santos: 
"La bondad es el único lenguaje que entiende la humanidad entera" (Madre Teresa) o en palabras de San Pedro Poveda: "La bondad conquista la tierra"

Mi  deseo para estas Navidades y siempre: Que seamos buenos: así de sencillo, de exigente, de posible...

Te quiero mucho. Hasta Enero

Ana



domingo, 4 de noviembre de 2012

Bendición


No sé si te lo he contado alguna vez: mi marido y yo tenemos una consultora especializada en la ayuda al desarrollo de nuevos fármacos. Junto a nosotros trabaja un equipo maravilloso de gente buena y comprometida. Y, a pesar de las dificultades por las que atravesamos actualmente, yo diría que nos va bien...

A pesar de esto, y sin ninguna acritud, he de confesarte que yo no tengo vocación de empresaria; lo que a mí me hubiera gustado ser es un médico sencillo, apasionada por sus pacientes, encantada de poderles echar una mano si hiciera falta... Pero en la vida de cada uno suele cumplirse aquel texto tan bello de Isaías:

«Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos,ni vuestros caminos mis caminos», declara el Señor. Isaías 55:8



Supongo que por algo lo diría el profeta aquella vez...

Pero bueno, volviendo al tema de la empresa, en el último mes ha habido circunstancias, la mayoría conflictivas y dolorosas, que me han empujado a remodelarla... El viernes, por fin, logramos concluir su nueva forma y convoqué a familiares y a amigos a celebrarlo.

Una de mis amigas entonces- ¡gracias M.Jesús!-, hizo algo que creo cualifica cualquier acto humano que realizamos: trajo, a través de una sencilla oración, la presencia de Dios en nuestro empeño, en nuestros proyectos, en nuestro futuro... Yo siempre he pensado que cualquier acto bendecido por Él es garante de éxito (como yo quiero vivir esta palabra a veces tan malentendida).

Pues bien, hoy te regalo la bendición de mi amiga. Para que, al leerla, te unas a mí en este proyecto y que las palabras de esta oración en tu boca bendigan cualquier realidad por la que luches:

Bendice Señor esta empresa.
Trabaja con nosotros hoy, mañana y siempre.
Tú eres el mejor gerente y manejas nuestros activos y nuestros pasivos.
Como  multiplicaste los panes y los peces a través de tu Hijo Jesús, para dar de comer a un pueblo en el desierto, haz fecundo nuestro trabajo de equipo.
Líbranos de la envidia, la codicia, el egoísmo y de las malas influencias.
Danos un espíritu de servicio y una actitud tolerante, paciente, respetuosa y justa, con todos.
Enséñanos a compartir y a trabajar unidos como equipo, a ocupar el lugar que nos corresponde con responsabilidad y así contribuir a la calidad y éxito humano de la empresa.
Permítenos  ver  la prosperidad y abundancia  del fruto de  nuestro esfuerzo.
Bendice a todos los que se pongan en contacto con nosotros, a nuestros clientes, a nuestras familias y a todos nuestros amigos. Amén 




Te quiero mucho. Hasta Diciembre


Ana

domingo, 7 de octubre de 2012

Sois mis amigos



Es un texto bellísimo de San Agustín que, ayer, una amiga nos regalaba a un grupo de amigos que compartíamos el día.
(Perdona la redundancia en el uso de la palabra amigos, pero es tan singular que he sido incapaz de encontrar en el diccionario sinónimos que no le hagan perder su fuerza).
San Agustín, tan amigo de sus amigos, me volvía a recordar la suerte de tenerte y la importancia de cuidarte.
Y a mi, que me preocupaba no tener el tiempo para regalarte este mes- me encuentro agobiada con temas de trabajo sobre todo- se me regaló la palabra precisa para decirte lo importante que eres para mi...Quizás Alguien más grande que yo cuide este blog de una manera especial, y no se resigne a que pase un mes sin decirte que Te quiero mucho.

Hasta el 4 de Noviembre.

Ana

domingo, 2 de septiembre de 2012

Viajera maravillosa


Con mi hija he descubierto que la adolescencia es como subirte con ellos a una montaña rusa: te montas con miedo mientras te dicen, "venga mamá que no pasa nada; tu agárrate fuerte" y, ¡vaya que si lo haces!; no ha empezado aún cuando estás deseando apearte de esa situación que rompe la paz conseguida hasta el momento...De repente, el tren se pone en marcha y te encuentras viviendo a merced de unos altos y bajos que no habías planeado, a una velocidad que no puedes controlar; ríes y lloras junto a aquel "loco bajito" que llevas a tu lado y que te ha empujado a vivir a otro ritmo cuando uno casi, casi, está ya para "sofá"; deseas inmensamente que termine pronto el viaje aunque mientras estás en él vuelven a conquistarte recuerdos y experiencias propias de juventud que ya tenías olvidadas... Cuando todo acaba, hay alguien que te pregunta: "¿Qué tal mamá?" y yo, mareada pero feliz, contesto a esa personita valiente y disfrutona que me mira con amor: "Fantástico hija, ¡qué grande has sido!"

Hoy, comparto contigo una carta que le envío. La he escrito en la montaña rusa de la que te hablo pero tengo que acordarme de entregársela en cuanto acabe este viaje en tren...


"Querida hija:

Acabamos de regresar de Dublín y no quiero que pase el tiempo sin escribirte unas pocas letras que te digan eso que resume mi experiencia.
El viaje- corto, tan solo 3 días- nació inesperadamente, de forma imprevista aunque, en la vida, nada ocurre por casualidad...- Era nuestra primera vez viajando solas: tu "adolescente" y yo "gruñona"...

Recuerdo que en el avión de ida, hablando de los amigos, me decías que solo se les conoce bien si vives o viajas con ellos...No sé por qué pero este comentario me dio que pensar...Como si después de 15 años viviendo juntas intuyera tu pregunta:¿cómo será viajar con mamá a solas?

Llegamos a Dublín agotadas- retrasos en el vuelo, horas intempestivas... Pero inmediatamente nos encontramos liberadas de una cotidianidad, a veces dura, que nos metió en la cama felices, con el inmenso deseo de recobrar fuerzas para, a la mañana siguiente, disfrutar de todo lo que intuíamos que la vida nos estaba a punto de regalar...Y vaya que si lo hicimos: nos levantamos pronto en una ciudad inmensamente acogedora y, con el ánimo de que no se nos escapara nada de lo que nos iba a ofrecer, nos pusimos en marcha para vivir de todo...Fue así como me encontré subiéndonos a ese autobús que nos llevaba a sitios de interés- atendíamos todas las explicaciones sin perder palabra-; sentándonos a comer a horas intempestivas y en lugares extraños; haciendo alguna que otra excursión por las tiendas sin que los "peros" habituales de tu madre interrumpieran la gozada de darnos algún que otro capricho; apuntándonos a un tour de terror mientras en Dublín llovía y tú te asombrabas de la madre tan valiente que tenías; quedándonos sin palabras al admirar la belleza que el hombre es capaz de producir- ¿te acuerdas del "Book of Kells" y del "Long room" en Trinity College?- yo jamás podré olvidar tu cara de asombro, tu silencio, tu actitud de admiración ante tanta maravilla... 

¡Que días tan hermosos, Maria! ¡Qué bien lo hemos pasado! ¡Qué fácil viajar contigo! ¡Cuántas risas, canciones, visitas, sorpresas, imprevistos...!

Han sido solo tres días pero, como comentábamos en el avión de vuelta, desde el primer momento nos sentimos fuera de esa rutina que a veces aprieta, descansando de todo, sintiendo la fortuna de estar, con billete de ida y vuelta, lejos de nuestra cotidianidad... 

He gozado mucho, más que con Dublín- que también- con tu capacidad de disfrutar, tu alegría, tu prudencia, tu paciencia, tu diligencia...Tu afán de divertirnos juntas y de cuidarme han sido el regalo más maravilloso que traigo.

Como dice Gala: no hay viajes maravillosos sino viajeros maravillosos. Y tú has sido uno de ellos porque has sabido hacer de ese espacio un lugar en el que sentirnos a gusto las dos.

Me gustaría que, en el viaje más importante que tenemos que hacer cada uno, el de la vida, pensaras que Dios te ha dotado de dones fantásticos para ser una viajera maravillosa. Que, como en Dublín, no se te olvide sonreír, gozar, admirarte, servir, querer...En definitiva, de disfrutar y hacer disfrutar de tanto como la vida nos da.

Un beso inmenso

Mamá"

Te quiero mucho. Hasta el Domingo 7 de Octubre

Ana

domingo, 5 de agosto de 2012

Resulta que nos queremos


No sé donde andarás este verano. No sé si te habrás quedado en casa o te habrás desplazado huyendo de la cotidianidad. A mí me ha tocado seguir trabajando aunque aún puedo combinarlo con espacios maravillosos de descanso…

Lo cierto es que es verano y, en aeropuertos, estaciones de tren y de autobuses, hay más movimiento que el habitual... Todos, de alguna manera, vamos o venimos buscando ese rato de tregua al que nos invita el buen tiempo y el calor.

Y yo, que soy habitante casi cotidiano de estaciones y aeropuertos, este Agosto he hecho un descubrimiento que ha aumentado mi fe en el ser humano: ¡resulta que nos queremos! Sí, que nos importamos los unos a los otros, que nos estimamos inmensamente...
Acostumbrada a frecuentar estos lugares durante todo el año, este verano, en el que también me ha tocado viajar, he observado la gran capacidad del ser humano, en ese intento permanente de humanizar aquello que él ha creado, para transformar lo inhóspito en un lugar cálido…
¿Qué ha pasado en estos sitios de tránsito donde- para los que nos gusta observar- la gente alcanza un protagonismo insospechado? Para empezar, ya no somos los mismos, sino más. Esos que, durante el invierno, nos desplazamos por motivos de trabajo con la fría compañía de la prisa, los móviles y los ordenadores nos encontramos invadidos por una multitud que no corre, que sonríe, que está ilusionada ante la perspectiva del viaje y que no tiene problemas ni con corbatas ni trajes...
También hay gente que está esperando al otro; que ha llegado con tiempo para acariciar la espera; que cuando empieza a ver salir a otras gentes, se pone de puntillas, ansiosa por descubrir el rostro de aquél al que espera y que cuando lo ve, corre al encuentro y se funde en un abrazo interminable o en un beso que supera a los más famosos del cine universal...
Hay gente que marcha y es momento entonces de separaciones, de despedidas... Y ocurren abrazos interminables que parecen querer retener para siempre a la persona querida o corren lágrimas por rostros que protestan por la soledad que impone la ausencia de quien ha tenido que marchar...

Aeropuertos y estaciones me han demostrado este verano que la gente corriente nos queremos; que no hay nada más importante para nosotros que querer y sentirnos queridos; que tenemos que dar muchas gracias porque nos quieren y porque tenemos a quien querer.

Pasarán uno o dos meses y volveré a frecuentar esos lugares pero acudiré a ellos con otro talante, reconociendo  que son espacios que someten a nuestro corazón a las pruebas más sólidas: las del amor; sitios en donde las circunstancias nos invitan a dar lo mejor de nosotros mismos... No dejes de pasar por ellos sin pensar que ahí reposan, sobre todo, palabras y gestos de amor.

Te quiero mucho. Hasta el domingo 2 de Septiembre.

Ana

domingo, 8 de julio de 2012

Fidelidad


"No me pidas que te deje, y que me aparte de ti; porque a dondequiera que tú vayas, iré yo; y dondequiera que vivas, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios será mi Dios. Donde tú mueras, moriré yo, y allí seré enterrada" (Rut 1:16)

El texto que encabeza esta entrada es del Antiguo Testamento, del Libro de Rut. 
Es la respuesta de Rut a su suegra Noemí cuando esta mujer, que ha perdido a sus hijos, invita a sus nueras a abandonarla para que puedan desarrollar sus propias vidas... Pero Rut se resiste y le promete fidelidad, un querer seguir compartiendo la vida pase lo que pase...

Este ha sido el texto que me ha acompañado antes de escribirte este domingo... Porque la entrada de hoy es el resultado de una lucha mantenida dentro de mi misma: la vida ordinaria- porque lo curioso es que no hay nada extraordinario- que me toca vivir actualmente  me está sustrayendo el tiempo que dedico a este blog... Y hoy estaba preparada a enviarte mi carta de despedida... 
¡Qué curioso!: uno parece sentirse libre ante los acontecimientos, la rutina, las obligaciones pero no es así... La vida es tirana y, a veces, nos priva de placeres como el de escribir...

Riéndome de esta tiranía y, con tu permiso, he decidido escribirte una vez al mes- ¡que consolador es poder encontrar un cierto equilibrio!-. Porque me resisto a perderte, porque me cuesta romper unos lazos que empezamos hace casi dos años, porque hemos perdido tanto tiempo juntos que me cuesta imaginar que ya no estarás ahí... Es verdad: uno es responsable, para siempre, de aquello que ha domesticado...
Así que, si te parece bien, nuestra cita será siempre el primer domingo de cada mes- ya sabes que los "ritos son importantes"-, para estrenar contigo el nuevo periodo de tiempo que se nos regala... Y mientras el mes transcurre, me comprometo a ir preparando el corazón para, como siempre he intentado hacer, ofrecerte lo mejor que tengo... ¿Puedo contar contigo?


Hasta el 5 de Agosto. Te quiero mucho

Ana






domingo, 1 de julio de 2012

Me has domesticado



"Fue entonces que apareció el zorro:
- Buen día - dijo el zorro.
- Buen día – respondió cortésmente el principito, que se dio vuelta pero no vio a nadie.
- Estoy aquí – dijo la voz –, bajo el manzano...
- ¿Quién eres ? – dijo el principito. – Eres muy bonito...
- Soy un zorro – dijo el zorro.
- Ven a jugar conmigo – le propuso el principito. – Estoy tan triste...
- No puedo jugar contigo – dijo el zorro. – No estoy domesticado.

¿Qué significa "domesticar" ?
- Es algo demasiado olvidado – dijo el zorro. – Significa "crear lazos..."
¿Crear lazos?
- Claro – dijo el zorro. – Todavía no eres para mí más que un niño parecido a otros cien mil niños. Y no te necesito. Y tú tampoco me necesitas. No soy para ti más que un zorro parecido a otros cien mil zorros. Pero, si me domesticas, tendremos necesidad uno del otro. Tú serás para mí único en el mundo. Yo seré para ti único en el mundo...
- Mi vida es monótona. Yo cazo gallinas, los hombres me cazan. Todas las gallinas se parecen, y todos los hombres se parecen. Me aburro, pues, un poco. Pero, si me domesticas, mi vida resultará como iluminada. Conoceré un ruido de pasos que será diferente de todos los demás. Los otros pasos me hacen volver bajo tierra. Los tuyos me llamarán fuera de la madriguera, como una música. Y además, ¡mira! ¿Ves, allá lejos, los campos de trigo? Yo no como pan. El trigo para mí es inútil. Los campos de trigo no me recuerdan nada. ¡Y eso es triste! Pero tú tienes cabellos color de oro. ¡Entonces será maravilloso cuando me hayas domesticado! El trigo, que es dorado, me hará recordarte. Y me agradará el ruido del viento en el trigo...

Por favor... ¡domestícame! – dijo.

Al día siguiente el principito regresó.
- Hubiese sido mejor regresar a la misma hora – dijo el zorro. – Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde, ya desde las tres comenzaré a estar feliz. Cuanto más avance la hora, más feliz me sentiré. Al llegar las cuatro, me agitaré y me inquietaré; ¡descubriré el precio de la felicidad! Pero si vienes en cualquier momento, nunca sabré a qué hora preparar mi corazón... Es bueno que haya ritos." (El Principito.CAPITULO XXI)

Hoy no puedo más que repetirte lo que dice el zorro: mi vida, esta semana, más que monótona ha sido agotadora: mucho trabajo, demasiados viajes, comienzo del verano con todo lo que significa de cambio de rutina... 
He llegado esta mañana a estar contigo y me sentía vacía, con poco más que contarte que estaba agotada... He pensado: quizá fuera mejor no acudir a esta cita; total, ¿que le puedo yo hoy contar?
Pero ya lo sabes: los ritos, para mi, son importantes... Así que, venciendo la vergüenza que inevitablemente nos acompaña al reconocer nuestra pobreza, me he sentado a hablar contigo como todos los domingos, como si hubiera vivido una semana normal, pero esta vez solo "con lo puesto"...Y, entonces, ha ocurrido el milagro- ¡cuantas veces descubro que el milagro ocurre al reconocernos y confesarnos pobres; ¿será que tiene que ver con la humildad?-: poco a poco, cumpliendo con el rito de sentarme junto a ti y contarte y escucharte me he sentido feliz...Mi vida se ha vuelto a llenar de luz, mi corazón ya no está agitado y me has preparado, un domingo más, para dar gracias por tanto como se nos regala...
Con humildad reconozco que me has domesticado...
Gracias por tanto y por todo; gracias, también, por "perder" el tiempo conmigo hoy.

Te quiero mucho. Hasta el domingo

Ana 








domingo, 24 de junio de 2012

Los mas afortunados



Me encanta escuchar música: me hace pensar, me da alegría, me eleva... Y suelo hacerlo sin complejos, con mis auriculares cuando voy de un sitio a otro. Pues bien, el otro día subiendo a un autobús abarrotado de gente en un Madrid ya caluroso, mi aparato de música me ofreció la canción- ya antigua aunque siempre nueva- de Barbra Streisand: "People"

No sé si la recuerdas pero, traducido al castellano dice algo así como:
 "la gente que necesita a los demás es la gente mas afortunada del mundo"                       ("people who need people are the luckiest people in the world")
Y me quedé pensando en esta frase que me hizo sonreír cuando, con la mas profunda humildad, me reconocí entre esos afortunados que la canción menciona.

Tengo que reconocer, con alegría, que necesito a los demás: te necesito a ti y a tantos como me rodean; necesito a aquellos con quienes comparto mi cotidianidad; necesito a los que están lejos; necesito a la gente anónima que va por la calle; necesito a aquellos que viven otros mundos, otras circunstancias... Porque, y a pesar de la lata que de vez en cuando nos demos los unos a los otros, ¿te imaginas un mundo sin gente? ¿Te imaginas nuestra propia vida sin los demás?

Si lo pensamos, nuestra existencia está jalonada de recuerdos protagonizados por y con los demás: es el pasado hecho a base de ellos...
El presente se hace con la interacción de todos: uno sabe solo que existe gracias a los demás- son ellos quienes hacen memoria nuestra y nos dicen que estamos vivos...
El futuro se apoya en la esperanza de los que son más jóvenes...
¡Cuantas veces deberíamos darnos las gracias por compartir la existencia! Por tener a nuestro lado a gente que nos quiere tal y como somos, por concedérsenos la oportunidad de querer...

No lo sé, quizá sea porque se me ha otorgado la gracia de ver a Dios en cada uno, pero soy de esa gente que necesita mucho a los otros y eso hace de la tierra que habito un cielo.

Te quiero mucho. Hasta el domingo

Ana

domingo, 17 de junio de 2012

Profetas

El Profeta Oseas, según Duccio di Buoninsegna

Hoy te escribo tarde. Acabo de llegar de viaje y he entrado en casa con la urgencia de decirte que no ha pasado nada, que todo está bien...
A pesar del ajetreo de la semana, el viernes, día en que se celebró el corazón de Jesús te recordé. En la misa del día ofrecieron una lectura preciosa del profeta Oseas que me llevó  a pensar en ti... Desde ese día la llevo "rumiando" en el corazón para ofrecértela en esta entrada de hoy...

Seguro que lo sabes, o quizás no- pero, ¿y qué importa?-: Oseas es un profeta y, más concretamente, es el profeta del amor y la ternura de Dios...
Los profetas tienen una experiencia profunda de Dios; han sabido encontrarlo quizás donde nadie lo ha hecho- quizá más fuera del templo que dentro del mismo- porque ven el mundo con los ojos de Dios y son dóciles a su palabra...Si algo hacen es aproximar a Dios y al ser humano...

Pues bien, el texto que a continuación te transcribo y se nos regaló el viernes pasado, Oseas lo escribe en medio de un caos social, político y económico que Israel atraviesa y que lleva a este pueblo a la degradación moral y religiosa.
"Cuando Israel era niño, yo le amé,
y de Egipto llamé a mi hijo;
Yo enseñé a andar a Efraín        
y lo llevé en mis brazos              
y ellos sin darse cuenta
de que yo los cuidaba...
Con correas de amor los atraía,
con cuerdas de cariño,
y era para ellos como quien alza
a un niño a su mejilla;
me inclinaba hacia ellos y les daba de comer...
¿Cómo voy a dejarte Efraín,
como entregarte Israel?
Mi corazón se me revuelve dentro
a la vez que mis entrañas se estremecen.
Porque soy Dios, no hombre;
en medio de ti yo el Santo
y no me gusta destruir" (Oseas 11)
El profeta nos cuenta que Dios nunca abandona a los que ama así que...atrevámonos a ser profetas; anunciemos, por encima de tantas dificultades como las que nos tocan vivir, que Dios nos ama inmensamente y desde el principio de nuestra historia...Que se puede volver a ser feliz...
Queda mucho por decir. Queda mucho por hacer... Hagámoslo, digámoslo... “Habrá que forzarlo para que pueda ser”



Te quiero mucho. Hasta el domingo

Ana

domingo, 10 de junio de 2012

Crisis



Estas últimas semanas he vivido una experiencia difícil. Por motivos de trabajo he tenido que compartir mucho tiempo con pacientes diagnosticados de depresión y se me ha concedido la oportunidad de escuchar y compadecer a aquellos que, por circunstancias variadas, lo están pasando realmente mal.
Lo interesante ha sido descubrir que estos pacientes, aparte de otros motivos que quedan en el ámbito del secreto profesional, estaban realmente "tocados" por este fenómeno económico- aunque no solo es económico- que llamamos crisis. Algunos se han quedado sin recursos, otros sin casa, muchos abatidos y todos con miedo.

No sé si a ti también te pasa pero en la calle, en ese sitio que todos compartimos, se cuentan y escuchas historias que nos entristecen, nos conmueven y nos invitan a preguntarnos qué nos ha pasado...
No quiero entrar ni en razones ni en motivos para la crisis, ¡han sido tantos! Tampoco quiero señalar culpables: creo que todos lo somos un poco aunque sí es verdad que unos en mayor medida que otros... Solo deseo encontrar remedios que calmen la aflicción, que nos hagan quitar los miedos, y que a pesar de las dificultades que nos tocan vivir, nos permitan regresar a lo sustancial. 
Estoy convencida de que sin una vuelta radical a lo esencial no saldremos nunca de este agujero negro en el que estamos, inmovilizados por la tristeza, el miedo y la incertidumbre...
Son tiempos difíciles en los que nos tenemos que ayudar: animar a que el que más tenga, comparta; intentar vivir desde la justicia y pensar en el bien común que es el bien de todos nosotros; volver a descubrir el valor de lo fundamental que, además, se nos concede gratuitamente...

Dando vueltas a esto, me encontré con un pasaje del Evangelio- la palabra de Dios es lo que tiene: es gracia, don oportuno que no deja de sorprender nunca- que creo puede aliviarnos en momentos como los que nos toca vivir:

Por eso os digo: No os inquietéis por vuestra vida, pensando qué vais a comer, ni por vuestro cuerpo, pensando con qué os vais a vestir. ¿No vale acaso más la vida que la comida y el cuerpo más que el vestido?  Mirad los pájaros del cielo: ellos no siembran ni cosechan, ni acumulan en graneros, y sin embargo, el Padre que está en el cielo los alimenta. ¿No valéis acaso vosotros más que ellos? ¿Quién de vosotros, por mucho que se inquiete, puede añadir un solo instante al tiempo de su vida?  … Vuestro Padre que está en el cielo sabe bien lo que necesitáis…  Buscad primero el Reino de Dios y su justicia, y todo lo demás se os dará por añadidura.  No os inquietéis por el mañana… A cada día le basta su afán" (Capítulo 6 de Mateo)

En tiempos como los que corren, quizá creer en esta palabra sea más difícil que nunca pero, también hoy mas que nunca, la docilidad al evangelio, a esa enseñanza que nos ha acompañado durante toda la historia, es vital para el consuelo, la supervivencia y la esperanza... 


Lo dice Benedicto XVI: "El desarrollo necesita cristianos con los brazos levantados hacia Dios en oración, cristianos conscientes de que el amor lleno de verdad, caritas in veritate, del que procede el auténtico desarrollo, no es el resultado de nuestro esfuerzo sino un don. Por ello, también en los momentos más difíciles y complejos, además de actuar con sensatez, hemos de volvernos ante todo a su amor" (Carta encíclica "Caritas in Veritate")

Te quiero mucho. Hasta el domingo

Ana


domingo, 3 de junio de 2012

La recolección



Gracias por tus comentarios...¡Qué hermoso constatar que ahí estamos, haciendo lo que podemos pero sin eludir responsabilidades...!
Cierro estos capítulos sobre transmitir la espiritualidad en la familia con una última pregunta, para mi la más fundamental: ¿nos esforzamos en transmitir la espiritualidad en la familia pero, a la vez, nos fiamos de Dios?
Me gusta lanzarte esta pregunta que lleva implícita el amor del esfuerzo, la esperanza por ver a nuestros hijos hechos buenas personas y la fe en que Otro más grande que nosotros sabrá llevar a buen término nuestra tarea… 

Espero tus contestaciones pero mientras permíteme que te regale un texto de San Pedro Poveda. Él fue un hombre apasionado por la pedagogía; quizá porque la materia de la que estaba hecha su alma era la esperanza... 
"Vuestra labor no es de un día, ni de un mes, pero es segura, si por Dios, con Dios, y para Dios la acometéis y en ella sois perseverantes. Mientras llega el tiempo de la recolección, hay que ir sepultando trabajos y desvelos, hay que sufrir todo genero de inclemencias, hay que vivir de fe y de esperanza, sin precipitaciones, sin afán desmedido, sin decaimientos, sin tristezas.Todo esto procede del amor propio,del exceso de confianza en nuestras fuerzas,de cosa humana.
Vosotros sembrad, labrad la tierra, echad sobre ella trabajo, sudores y penas, que Dios nuestro Señor dará el fruto como convenga,cuando le plazca y donde sea su voluntad. La recolección no es faena que se os confía" (San Pedro Poveda)
Por ello, ¡y por tanto!, que la fe que nosotros prefiramos sea la esperanza.

Te quiero mucho. Hasta el domingo

Ana

domingo, 27 de mayo de 2012

Acariciar la propia esencia


Siguiendo con el tema de transmitir la espiritualidad en la familia, te lanzo otra pregunta que me acompaña desde que era joven, que otros me ayudaron por aquel tiempo a resolverla pero que vuelve a cuestionarme con insistencia desde que soy madre:“¿Qué importa que unos te llamen Dios y a otros se les llenen simplemente los ojos de lágrimas? Al final, todo lo bueno se parece a Ti” (Cortés)

A veces me pregunto y sin ánimo de claudicar: ¿Nos estamos empeñando demasiado en dirigir espiritualmente o tendríamos que plantearnos más bien un acompañamiento que toca a la persona entera pero que respeta su libertad?  
Antes de hablar a nuestros hijos de creencias y doctrinas concretas, ¿no tendríamos que ayudarles a descubrir su interioridad y a desarrollarla…?
Sé que son preguntas que exigen desprendimiento, generosidad, determinación de quedarnos con lo fundamental…pero estoy convencida de que hemos de favorecer en nuestros hijos este ejercicio de acariciar su propia esencia.
Esto que te propongo no es fácil en un mundo lleno de ruidos, de música estridente y de distracciones electrónicas; sin embargo, creo que sin ratos de silencio y contemplación es más difícil que nuestros hijos se planteen la pregunta profunda del sentido de sus vidas y escuchen la voz de ese Dios que susurra, que no grita y que tantas veces nos ha hablado en el silencio.

Lo acaba de decir Benedicto XVI en la fiesta de San Francisco de Sales:
“Allí donde los mensajes y la información son abundantes, el silencio se hace esencial para discernir lo que es importante de lo que es inútil y superficial”“Abrir la posibilidad de un diálogo profundo, hecho de palabras, de intercambio, pero también de una invitación a la reflexión y al silencio que, a veces, puede ser más elocuente que una respuesta apresurada y que permite a quien se interroga entrar en lo más recóndito de sí mismo y abrirse al camino de respuesta que Dios ha escrito en el corazón humano”


Te quiero mucho. Hasta el domingo

Ana

domingo, 20 de mayo de 2012

Con mantel




Me remito a tus comentarios de esta semana: nombrabas gestos como el de estar en casa, estar presentes, permanecer...En el fondo, hablabas de la necesidad de una presencia para ayudar a hacer personas y transmitir a Dios. Pero... ¡qué complicado tener esa presencia hoy cuando el trabajo nos exige estar fuera de casa tanto y a tantos! ¡Qué complejo estar ahí, cuando ellos llegan, porque socialmente no hemos logrado, en la mayoría de los casos, armonizar horarios! ¡Qué "ingrato" adaptar nuestras legítimas aspiraciones profesionales a la necesidad de correr a casa a convertirnos en alguien que quiere estar, sencillamente, al servicio de unos "locos bajitos" que un día nos van a decir adiós!         

Dando vueltas a esto, me vino a la memoria una conversación que ya hará tiempo tuve con una amiga hablando sobre los comedores escolares -esos que a muchos nos salvan de tener que dejarlo todo y salir corriendo "para dar de comer"- Esta amiga de la que te hablo, que es una persona ya mayor, me decía: "hace mucho que creo, y ya tengo años, que la clave para hacer de nuestros hijos unas buenas personas es desayunar, comer y cenar juntos"
¿Qué quería decirme ella? Que necesitamos volver a recuperar espacios para estar juntos, para disfrutar de la mesa y mantel que nos reúnen, para charlar, para acoger con la mirada y dejarse mirar. 
Antes, la hora de la comida, por lo menos en mi casa era sagrada. Hoy, siendo realistas, esto no es posible pero en algún rato, quizás cuando el día termina para todos, hay que volver a sentarse a la mesa juntos.
Volviendo al camino de Emaús, tras el acompañamiento -como tú lo llamabas- y al caer la tarde, apetece sentarse a la mesa y compartir el pan. 

Por eso, hay que volver a reñir por ver a quién le toca poner la mesa y sacar el mantel y los platos pensando en todos los que nos vamos a sentar. Y apagar la televisión y volver a charlar de todo: de lo que nos ha pasado, de lo que pasa en el mundo, de nuestros proyectos, de nuestras dificultades…Y hay que hablar también de Dios: hay que volver a pronunciar a Dios con un sentido vivificante. Es decir, quizá haya que analizar los temas que surjan desde una perspectiva cristiana; y que el pensar con Dios y desde Dios nos permita entender la vida de forma distinta a como nos la presentan otros. Y que este análisis que hagamos desde los valores que comporta el creer en Dios conmueva nuestros corazones; que igual que en Emaús, arda nuestro corazón cuando queramos cambiar nuestro mundo desde la perspectiva que el Señor nos enseñó.

Por último, creo que sentarse a la mesa juntos significa agradecer el pan de cada día, ser conscientes de que lo que recibimos es para compartirlo y repetir el gesto de partir el pan que Jesús nos dejó como herencia.

Te quiero mucho. Hasta el domingo

Ana




domingo, 13 de mayo de 2012

Camino de Emaús


Para poder desarrollar una espiritualidad en familia, te cuento otra pista que encontré en el Evangelio. ¿Recuerdas el capítulo de los discípulos de Emaús?  He descubierto que tiene mucho que decirnos...
Camino de Emaús, Jesús se acerca a sus discípulos por detrás; hasta que se une a ellos, Él va por detrás. Este ir por detrás, ¿qué nos dice?...Quizá que quiso y supo respetar el ritmo de aquellos a los que quería acompañar…

Y cuando adelanta su paso para caminar con ellos les deja que hablen, que le cuenten, que se sorprendan ante su ignorancia o su desconocimiento de los acontecimientos que acababan de tener lugar.

Así, Jesús es capaz de establecer un diálogo esperanzador con alguien que camina desesperanzado, desconcertado, triste, derrotado. Jesús es capaz de llegar hasta dentro y hacer que se mueva lo mejor de cada uno. En su vida, Él no impone, solo acompaña, escucha, aguanta, tolera, está y finalmente eleva…

Luego les va a pedir  que le inviten a comer; les dice que quiere perder más tiempo con ellos. Y cuando se sienta a la mesa, parte el pan y lo bendice hasta que le reconocieron. “¿No se conmovía nuestro corazón cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las escrituras?”

Benedicto XVI nos dice : “El relato sobre los discípulos de Emaús describe el camino que hicieron juntos, su conversación en la búsqueda común como un proceso en el que la oscuridad de las almas se va aclarando poco a poco gracias al acompañamiento de Jesús”

Y yo me pregunto y te pregunto: ¿Hacemos este camino con nuestros hijos? ¿Como son los diálogos con ellos? ¿Sabemos respetar sus ritmos, sabemos escuchar, sabemos acompañar, intentamos comprender, abandonamos los juicios, les aceptamos como son, sabemos querer, dar ternura, vivir con alegría la gran aventura de la vida en la que nos vuelven a imbuir aunque ya nos pille un poco trasnochados…? ¿Ayuda el acompañamiento que les hacemos a suavizar la dificultad en la que viven, el desconcierto y por qué no, la oscuridad?


Te quiero mucho. Hasta el domingo

Ana







domingo, 6 de mayo de 2012

El ejemplo para transmitir la fe


Gracias por tus comentarios de la semana pasada. Hablabas del ejemplo: "la propia vida, el testimonio personal, es la mejor "palabra" que expresa dónde está nuestro tesoro... Hay gestos de apertura al otro, de generosidad, de estima y valoración de las personas, que hablan muy claro y muy alto de Evangelio en el siglo XXI." 
Decías también: "El ejemplo no es sólo acudir con ellos a misa cada domingo. Es, sobre todo, vivir la Fe en pequeños gestos a lo largo del día..."

Y esto que tu expresas, lo dejo escrito San Pedro Poveda
"El ejemplo vuestro será la asignatura que mejor aprenderán vuestros hijos. Si vosotros sois como debéis ser, vuestros hijos acabarán siendo como vosotros queréis que sean”.

En otras palabras, Poveda está convencido de que, si somos coherentes, acabamos transmitiendo el Dios en el que creemos.


Ser coherentes para poder transmitir. .. Y, ¿cómo hemos ido, casi sin darnos cuenta, haciendo cotidiano y transmisible a ese Dios que preside nuestras vidas? 
Pues yo creo que a base de ritos, de detalles pequeños, de tradiciones...
Por eso siento que hay ritos que no quiero romper a pesar de que los tiempos cambien: no quiero cada noche renunciar a acercarme a la cama de mi hija para rezar, para repasar ese día y reír con las cosas buenas que nos han pasado y pedir por las situaciones difíciles o por un examen que le toca hacer al día siguiente o por su padre o por su abuela o por los que están lejos y recordar a aquellos que necesitan de nuestra oración; no quiero renunciar a seguir bendiciendo la mesa porque estoy convencida de que poder comer cada día, y más en los tiempos que vivimos, es ser afortunado; no quiero dejar de ir a misa con mi marido, aunque a nosotros también a veces nos resulte aburrida, porque es el momento de la semana en el que me encuentro con Dios a solas y con  los hermanos; no quiero renunciar al trabajo bien hecho; quiero seguir intentando ser una buena persona: responsable, disponible, sociable; quiero siempre expresar mi identidad: que ésta sea explícitamente vivida. 

Es, como lo llamabas, “esa "hucha de pequeños gestos", en la que vamos poniendo nuestra "monedita" diaria, convencida de que con el tiempo tendrán un mediano "capital" de Fe, de valores cristianos que les ayuden a iniciar su camino adulto en solitario”

Al fin y al cabo, la elocuencia más eficaz es la forma de ser. Si lo piensas...en nuestras vidas, ¿cuántas personas nos han impactado por su forma de ser sin que fueran específicamente elocuentes?


Te quiero mucho. Hasta el domingo

Ana

domingo, 29 de abril de 2012

Transmitir la espiritualidad en familia

Cuenta el Evangelio de Mateo que:

"Al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: "¿Qué dice la gente sobre el Hijo del hombre? ¿Quién dicen que es? "Ellos le respondieron: "Unos dicen que es Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías o alguno de los profetas". "Y vosotros, les preguntó, ¿quién decís que soy yo?" Tomando la palabra, Simón Pedro respondió: "Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo". Y Jesús le dijo: "Feliz de ti, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en el cielo" (Mat. 16:15, 16).


Pues bien, durante unos cuantos domingos quiero compartir contigo la misma pregunta: Y VOSOTROS, en ese ámbito privilegiado de familia que construis cada día, ¿QUIÉN DECÍS QUE SOY YO?
Sagrada familia. Esteban Murillo 
Es decir, ¿cómo transmitimos en nuestra familia que Dios es Señor de nuestras vidas, que contar con Él es imprescindible para ser feliz, que es Él quien da sentido a toda nuestra existencia? 
Desde que soy madre, me preocupa el saber transmitir nuestra espiritualidad en la familia y, más en concreto, a los hijos. 
Muchas veces me hago esta pregunta: ¿cómo en un mundo en el que vive mi hija, tan lleno de cosas, tan rápido, tan global, tan inmediato…cómo la puedo transmitir mi fe en Jesús y el convencimiento de que merece la pena vivir desde Él? ¿Qué hacemos mi marido y yo? ¿Qué hace mi grupo cristiano de referencia? ¿Qué hacemos todos los que creemos que evangelizar merece la pena?

Porque de algo sí que estoy convencida y ahí "te paso la pelota": “Para educar a un solo hombre hace falta una tribu”; es decir, para educar, para evangelizar, todos nos necesitamos a todos y ninguno podemos eludir responsabilidades. Bien es cierto que esta tribu hoy es más pequeña, que la sociedad no nos ayuda, pero...esto nos obliga, sencillamente, a trabajar más.
Te lanzo la pregunta y te dejo pensando... Que quede resonando en ti... Ojalá obtenga tus respuestas, la narración de tu propia experiencia, tan solo para seguir contestándome a mi misma…
Te quiero mucho. Hasta el domingo


Ana


domingo, 22 de abril de 2012

Palabras y gestos "mágicos"


Esta semana he estado enferma y, en una de esas tardes en las que la fiebre noquea y te empuja al sofá, tuve la ocasión de ver algo curioso en televisión. Dos presentadores jóvenes entrevistaban a una psicóloga y le preguntaban sobre la bondad, la gratitud, ser educados, pensar en los otros... Ella les decía que había que respetar e intentar entender al otro; dar las gracias siempre; que el ser buenos redundaba, lo primero, en un beneficio personal; que había que perdonar y seguir adelante... 


La conversación avanzaba y las caras de estos jóvenes expresaban incredulidad, estupefacción...Era como si su interlocutora les estuviese hablando en una lengua ancestral que ellos no comprendían en absoluto y... yo, no pude evitar el esbozar una sonrisa amarga ...

Pero insistían: "¿Si un camarero nos sirve  hay que darle las gracias por cada gesto de servicio?" "¿Qué hacemos con la envidia, la irascibilidad, el devolver la bofetada que nos acaban de dar...?" "¿Se puede ser bueno sin ser tonto?" 

Ella, la psicóloga, aguantaba el envite como podía...


Fue entonces cuando me acordé del texto que encabeza esta entrada y que lleva una semana recorriendo  facebook. Me sentí orgullosa de pertenecer a esa generación que menciona pero también, a la vez, sentí la urgencia de contagiar esos valores a los más jóvenes. No podemos fosilizar aquellas actitudes que nos han hecho y hacen ser más felices. Yo quiero vivir y enseñar a vivir intentando ser buena, pensando en los demás; quiero rescatar del olvido palabras como el sacrificio, la entrega, la renuncia, el permanecer... Todos son valores que a mí me hicieron feliz cuando no teníamos nada y que me gustaría dejar como herencia cuando vuelva a no tener nada.

Además de vivirlos, hoy, más que nunca, urge la necesidad de inculcarlos y compartirlos. Las generaciones que nos siguen son dignas merecedoras de este maravilloso legado y creo que no debemos omitir la responsabilidad de transmitírselo.

Por ello, como la psicóloga valiente, hemos de apostar por dar y enseñar a dar las gracias, por pedir y enseñar a pedir por favor, por saludar y enseñar a saludar, por ser amables y enseñar a serlo, por sonreír y hacerlo con otros,  por ser y enseñar a ser educados...

Recuerdo que, cuando mi hija era pequeña siempre que solicitaba algo yo le pedía que añadiera la "palabra mágica" (por favor, gracias, hola, te quiero...). Porque eso es lo que son: palabras y gestos que encierran la magia de convertirnos a nosotros y al mundo que habitamos a todo lo que es bueno y amable.


San Pedro Poveda supo decirlo de una manera bellísima: 
 "Con dulzura se educa, con dulzura se enseña, con dulzura se inculca la virtud, con dulzura se arranca la enmienda, con dulzura se evitan muchos pecados, con dulzura se gobierna, con dulzura se hace todo lo bueno.  No hay que hacerse ilusiones, la mansedumbre, la afabilidad, la dulzura son las virtudes que conquistan al mundo"

Te quiero mucho. Hasta el domingo


Ana



domingo, 15 de abril de 2012

El alma




Te transcribo, literalmente, un fragmento del libro "El poder de la pausa" que no hace mucho tiempo me regalaron :

"Un viajero norteamericano planeó hacer un largo safari por África. Era un hombre compulsivo, cargado de  mapas, horarios y agendas. Había contratado a hombres de una tribu local para transportar las voluminosas cargas de suministros, equipajes y "bártulos imprescindibles". La primera mañana todos se despertaron muy pronto, avanzaron muy rápido y llegaron muy lejos. La segunda  mañana todos se despertaron muy pronto, avanzaron muy rápido y llegaron muy lejos. La tercera mañana todos se despertaron muy pronto, avanzaron muy rápido y llegaron muy lejos. El hombre estaba contento. La cuarta mañana los miembros de la tribu se negaron a moverse, simplemente se sentaron junto a un árbol. El norteamericano se puso furioso: "esto es una pérdida de tiempo muy valiosa. ¿Puede alguien decirme que pasa aquí?" El traductor dijo: "están esperando a que sus almas alcancen a sus cuerpos" (El poder de la pausa. Terry Hershey)


¡Qué actitud tan sabia la de los indígenas! ¡Qué conciencia de su ser y estar!

Creo que sabes, por experiencia, lo que es el avanzar rápido y llegar muy lejos de aquellos indígenas en los tres primeros días: viajamos en aviones o en trenes de alta velocidad aunque nos incomoda la sensación de no tener apenas tiempo para pensar en aquello que dejamos; para añorarlo; para prepararnos a acoger lo que está por venir...Todo transcurre deprisa... 
Gozamos de unos merecidos días de descanso pero enseguida los olvidamos; no hay tiempo para recordarlos, para revivir su valor...porque, sin querer, nos encontramos absorbidos por ese ritmo frenético de la vida que nos ha tocado vivir... Y así, tantas y tantas cosas como las que nos depara el estar aquí: despedidas, cumpleaños, nocheviejas, ¡qué se yo! Mientras, nos consolamos diciendo: ¡qué rápido pasa la vida!


Creo también que todos nos sentimos, quizá secretamente, deseando como aquellos indígenas estar bajo el árbol en el día cuatro. Porque, ¿quien, al menos de vez en cuando, no echa de menos ese ritmo lento, aquel que a pesar de nuestros intentos de relegarlo la naturaleza ha sabido conservar...? Yo lo añoro y lo necesito porque, sobre todo, me regala el alma. El alma: ese algo indefinido en el que descansa lo mejor de nosotros mismos; la encargada de depositar en el corazón todo aquello que experimentamos; la que nos ayuda a vivir en plenitud; la que nos da alas; la que nos invita a ser independientemente de nuestro hacer; en la que vive la alegría que nadie nos podrá quitar...

¿Nos habremos quedado sin alma? ¿La habremos dejado atrás? 

Quizás haya que volver a sentarse y esperar a que ella nos alcance; o mejor aún, ¿por qué no favorecer que en todo lo que hagamos alma y cuerpo lleguen acompañados?


Te quiero mucho. Hasta el domingo


Ana

domingo, 8 de abril de 2012

Cristo ha resucitado


San Francisco abrazando a Cristo en la Cruz (Murillo)


"Cristo, cristal purísimo que no se rompe nunca. 
Cristo, creo en tu cruz que nutre nuestra arteria.
Bebo debajo de tu trono de espinas, 
duermo en tu ala siempre viva,
y no hay por que pedirte por los hombres
porque todos los hombres están en tu memoria,
en tu luz desbordante con que nos amas sin méritos.
Sé que te desvives hasta morir, de nuevo, en cada instante,
por los que son ingratos con los otros.
Cristo, cristal purísimo que no se rompe nunca.
Cristo, creo en tu cruz que nutre nuestra arteria".
(Gloria Fuertes) 




No, no me he equivocado en el día y en la hora: ¡Cristo ha resucitado, aleluya! 
Y precisamente, en este Domingo de Resurrección, me gustaba regalarte la imagen y la palabra para compartir contigo lo que yo he descubierto en el Misterio de la Cruz.

La obra de Murillo nos muestra a un San Francisco de Asís joven que ha decidido abandonar todo lo que posee para servir mejor a Cristo y al prójimo. Como recompensa a la renuncia de San Francisco a los bienes terrenales, Cristo desclava su brazo derecho para acoger al santo bajo su regazo. Mientras tanto, los ángeles nos regalan el texto escrito en el libro que sujetan: "quien no renuncia a todo lo que posee no puede ser discípulo mío".

Cristo, que no se rompe nunca, elevándonos desde la Cruz; Cristo, Señor, invitándonos a levantar nuestra mirada; Cristo, redentor, atado a tantas y tantas cruces como las que nos tocan vivir a lo largo de nuestra existencia; Cristo consolándonos con su abrazo en el inevitable sufrir; Cristo invitándonos a morar en sus llagas, lugar de sabiduría y fortaleza; Cristo muriendo y resucitando en cada instante para darnos vida.

¡Feliz domingo de Resurrección!


Te quiero mucho. Hasta el domingo.

Ana

domingo, 1 de abril de 2012

Junto a Ella


Se acerca la Semana Santa... Nos preparamos, un año más, para hacer memoria de los acontecimientos más importantes de la vida de Jesús que, tras más de dos mil años, siguen dando sentido a nuestra existencia... 

Y este domingo, no me preguntes por qué, me he encontrado pensando en la Virgen; en aquella mujer sencilla de Nazaret cuya vida estuvo impregnada de misterio que supo acoger con fe y "guardarlo en su corazón".

Nosotros vamos a vivir, junto a Ella, el mayor drama que puede experimentar una madre: ver morir a su hijo sin entender nada, sin poder hacer nada más que permanecer junto a él. 
¡En cuantas cosas pensaría Ella!: « ¿Cuando, donde, como decidirás liberarte de todo esto? ...     ¿Por qué lo condenan injustamente? ¿Por qué lo castigan? ¿Qué ha hecho para que le prefieran a Barrabás? ¿Por qué me lo desnudan?... ¿Quién le ayudará a llevar el madero? ¿Qué ha hecho para que se rían de él?... ¿Quién me lo ba­jará de esa Cruz? ¿Dónde lo co­lo­caré?... ¿Qué me queda ya?»

Contemplo el dolor de la Virgen, en estos días proclives a la introspección, y hago memoria del dolor y la so­ledad de tantos pa­dres y ma­dres que han per­dido a sus hijos por el hambre, por la violencia, por la enfermedad, por tantos motivos inexplicables con los que golpea la vida.
Y, en un sencillo intento de compartir el dolor de la Madre y de todas las madres y padres que hoy sufren por sus hijos, te invito a rezar conmigo la oración que el Papa dirigió a nuestra Señora en el Viacrucis de la Jornada Mundial de la Juventud 2011. 
Quiero rezarla contigo para dar amor y cercanía a los que sufren sin entender nada; rezarla y recoger el dolor de tantos hermanos con la ter­nura y amor con que Ella re­cibió en sus brazos al cuerpo des­tro­zado y sin vida de su Hijo; rezarla para consolar a un mundo que sufre pero que sigue adelante conservando en el corazón la esperanza que se nos ha prometido:

             «Madre y Señora nuestra, que per­ma­ne­ciste firme en la fe, unida a la Pasión de tu Hijo: al con­cluir este Vía Crucis, po­nemos en ti nuestra mi­rada y nuestro co­razón. Aunque no somos dignos, te aco­gemos en nuestra casa, como hizo el apóstol Juan, y te re­ci­bimos como Madre nuestra. Te acom­pa­ñamos en tu so­ledad y te ofre­cemos nuestra com­pañía para se­guir sos­te­niendo el dolor de tantos her­manos nues­tros que com­pletan en su carne lo que falta a la Pasión de Cristo, por su cuerpo, que es la Iglesia. Míralos con amor de madre, en­juga sus lá­grimas, sana sus he­ridas y acre­cienta su es­pe­ranza, para que ex­pe­ri­menten siempre que la Cruz es el ca­mino hacia la gloria, y la Pasión, el pre­ludio de la Resurrección».

No te quiero dejar triste. Solo te quiero dejar junto a Ella que está ahí, igual que desde el principio, diciendo "Hágase"; que, aceptando el encargo de cuidarnos, se ha quedado para siempre con nosotros...Feliz Semana Santa. 

Te quiero mucho. Hasta el domingo.

Ana