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"Para Dios, nada es imposible" (Lc. 1,37)

domingo, 6 de enero de 2013

Regalo de Reyes




¡Me gustaba empezar felicitándote el Año Nuevo y también deseándote una muy feliz fiesta de los Reyes Magos! 
Acabo de levantarme y, con la misma ilusión de todos los años, me he acercado al zapato a ver lo que sus Majestades me habían traído... Yo este año, ¡por tantas razones!, no me he atrevido a pedir nada...

Resulta que, al recoger mi zapato, he encontrado en él algo invisible, pero como tantas cosas intangibles, tremendamente valioso: los Reyes me han regalado una invitación para estos momentos de la vida: la de creer que nos va a ir bien, que se van a cumplir esos deseos profundos que cada uno de nosotros llevamos en el corazón, que lo que creemos imposible va a ocurrir, que no se permitirá que nada malo nos pase... En otras palabras, los Reyes me han regalado la fe. 

Es una invitación hermosa ésta de creer que lo imposible puede ocurrir pero además no es nueva sino que tiene un profundo anclaje humano y cristiano:

"La fe es garantía de lo que se espera; la convicción de lo que no se ve...
Por la fe Abraham, al ser llamado por Dios, obedeció y salió para el lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba..." (Hebreos 11)

Por la fe, la Virgen María mantuvo un diálogo imprevisto y pleno de amor y confianza con un ángel; y dicho diálogo no solo cambió la historia personal de una mujer humilde sino que también cambió, para siempre, la historia de la humanidad.

Por la fe, y en palabras de Gala, los Reyes Magos al "tropezarse con el espectáculo más frecuente del mundo: una mujer con un niño en brazos... decidieron ver a Dios donde cualquiera habría visto una vulgaridad"

Por la fe, esta mañana, a pesar de las dificultades del momento que vivimos, me he levantado con la ilusión de un niño y, en un zapato aparentemente vacío, he encontrado la invitación a seguir creyendo, luchando y sonriendo...

Comparto contigo esta invitación- no puedo quedarme sola con ella-.La comparto y te invito a que me ayudes a vivirla y proclamarla. Cree y cuenta a los demás que hay razones para sentirnos seguros, porque Dios sigue siendo fiel cada día, cada año, con cada generación, con cada uno...  
Después de hacerlo, déjame que te diga:

"Dichoso tu porque has creído y porque lo que le pides a Dios se cumplirá"

Te quiero mucho. Hasta el mes que viene

Ana