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"Para Dios, nada es imposible" (Lc. 1,37)

domingo, 8 de mayo de 2011

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Mi página de hoy te la dedico a ti que eres mi amigo, mi compañero, el otro al que quiero, respeto y admiro. Es una página que complementa a la de la semana pasada; sí, a esa en la que te contaba cómo nos va a las mujeres...
Mi página de hoy va por ti que eres hombre y eres parte importante de mi vida.

En esta página, quisiera expresar mi percepción sobre el "momento histórico" que tu y tantos hombres de mediana edad- espero que los más jóvenes os sintáis ajenos a esto- atravesáis, con la esperanza de que me comentes y me cuentes lo que sientes, porque bien sé que tu también sabes sentir.
Quizá no te reconozcas  en esto que escribo y ¡bendito sea! Las buenas excepciones siempre son signo de esperanza y, de alguna manera, anuncian los cambios. Pero permíteme que hable a la generalidad, por lo menos a esa que se da en mi entorno.

Empezaría afirmando que las cosas han cambiado mucho en pocos años. Yéndome al extremo te cuento que aún recuerdo a mi padre cuando ayudaba "un poco en casa"; por ejemplo, recogía la mesa de todos los días -éramos muchos y había mucho que hacer...dicen que "a la fuerza ahorcan"- excepto cuando alguien de fuera venía a comer: se negaba a hacer en público un trabajo que no era "cosa de hombres"...Sobra el decir que dio la vida por todos nosotros.

Poco a poco, "el cosa de hombres" ha ido desapareciendo...Las mujeres hemos tenido o querido salir a trabajar fuera y os hemos pedido que nos echéis una mano en casa cuando alguno de vosotros, mi marido el primero, no sabía dónde estaba la lavadora.
En nada de tiempo habéis aprendido que cada cosa tiene un sitio donde guardarse, perdido la vergüenza de ir con el carrito de la compra al supermercado, poner un termómetro a ese enano con fiebre que pregunta por mamá, volver a casa y buscarnos inútilmente porque no hemos llegado y, cuando lo hacemos, ¡vete a saber con qué cara entramos!
En el trabajo, la presencia femenina en ocasiones con dotes de mando, cuándo menos os ha sorprendido... No sé si os es fácil aceptar que sea una mujer la que mande...
Creo también que las pre-jubilaciones os han hecho mucho daño. El mercado laboral ha renunciado a talento y experiencia por ahorrarse unos pocos euros que posiblemente no le estén rindiendo.
Más grave aún es el caso de los que estáis perdiendo el trabajo y es la mujer la que lleva el dinero a casa...

Ante este caos quiero hallar soluciones y necesito también de ti, de vosotros para encontrarlas...Por eso os busco.
Quizá el paso previo para encontrar estas soluciones solicite lo que yo llamo "una declaración de amor", aunque no se estile. Aquí va la mía: lo primero que quiero es empatizar con vosotros; deciros que bien sé que la adaptación no es fácil, que quizás las generaciones futuras no sufran el cambio pero que a la mayoría de nosotros, y ahora me incluyo, nos está costando un desconcierto.
Lo segundo es confesaros que nosotras, las mujeres, os queremos, quizá mucho más de lo que la esquizofrenia personal nos permite expresar.
Por último, aseguraros que, aunque nos han hecho creer que somos supermujeres, necesitamos de vuestra complementariedad.

A los dos- a mí como mujer y a ti como hombre- nos toca esperar, pero vamos a hacerlo juntos, no en contra. Y mientras se da ese cambio genético que hará fácil lo que ahora es tan difícil, quiero crecer en la convicción de que la aventura de la vida no sería tan hermosa sin ambas partes.

Te quiero mucho. Hasta el domingo

Ana 

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