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"Para Dios, nada es imposible" (Lc. 1,37)

domingo, 17 de abril de 2011

El me mira y yo le miro




San Juan María Vianney, el Santo Cura de Ars, en Francia, cuenta una historia bellísima:

"Un campesino llegaba por las tardes a su iglesia, se sentaba y no decía una palabra, ni tampoco hacía ningún acto, rezo, lectura de un libro o devocionario o algún devoto movimiento especial.

El párroco curioso le pregunta: disculpe, pero estoy intrigado por sus visitas al templo… ¿Qué le hace venir todas las tardes? ¿A qué viene, si no lo veo rezar, ni arrodillarse, ni hacer ningún gesto o acto especial?

El campesino le mira y con humildad le dice: Mire, yo vengo todos los días a ver a este Cristo y no sé qué decirle, entonces yo lo miro y él me mira ... eso es todo..."

Es el don de la contemplación, es ese no saber qué decir, es la fe en estado puro que pide silencio, es el querer descalzarnos para adentrarnos en el misterio de Dios...

Ante ese Cristo - y con la humildad que exige el dejarse mirar- se nos invita a examinarnos sobre el significado profundo de nuestra vida; y a dejarnos convertir por su mirada; y a obtener el aliento para seguir... En definitiva, y en palabras de San Ignacio, ante ese Cristo se nos invita a "contemplar para alcanzar amor..."

Te animo, en esta semana que antecede a la celebración de la Pascua, a ser como el campesino del que nos habla el cura de Ars: a encontrar, cada día, ratos de silencio; a sentarnos y mirarle; a pensar en lo que significa; a descubrir en ese Cristo crucificado la belleza del amor que llega hasta el final, convencidos de que, como decía Dostoievski en El Idiota,  "un día, la belleza salvará al mundo".



Te quiero mucho. Hasta el domingo



Ana




3 comentarios:

  1. Ah, es que se dice tanto con una mirada... Lástima que yo tenga que imaginarlo.
    Cuídate y feliz domingo de ramos.

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  2. En un mundo ruidoso y lleno de actividades frenéticas, con un estilo de vida en que, como dijo Pascal, procuramos distraernos constantemente para no afrontar las grandes preguntas sobre el sentido de la vida y la muerte, es muy difícil tener ratos de contemplación. Sin embargo, es posible, y sin necesidad de recurrir a las tradiciones orientales como, por ejemplo, el yoga, el zen o el tai chi (por cierto, técnicas muy interesantes y útiles). Nuestra tradición cristiana también es muy rica en cuanto a sus propias formas o métodos de contemplación, y con la ventaja añadida de buscar dentro de nosotros no un vació o un nirvana sino a Dios, que llena nuestras vidas y el universo de sentido. Desafortunadamente, esta parte de nuestra herencia cristiana se olvida a menudo pero es muy importante recuperarla, quizás más importante que nunca en nuestro mundo actual.
    “Permaneced quietos y sabed que soy Dios.”

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  3. ANA, SIEMPRE CON PALABRAS TAN CIERTAS, TAN PROFUNDAS Y CERCANAS. SIEMPRE TUS PALABRAS VAN DERECHO A MI CORAZON, PARTICIPE O NO EN EL BLOG, LUEGO ME QUEDAN, RUMIANDO EN LO PROFUNDO, COMO ESTAS ÚLTIMAS, MIRARLE Y DEJARME VER, LOGRARLO CON LA SENCILLEZ Y LA SABIDURIA DEL CAMPESINO. Y COMO SI ESTO FUERA POCO, EN PALABRAS DE TOMMY, "PERMANECED QUIETOS..." INTENTAR, Y CONSEGUIR LA PAZ, PORQUE "SE QUE ES DIOS".
    GRACIAS A LOS DOS, Y FELICES PASCUAS PARA LOS TRES, SILVIA

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