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domingo, 7 de agosto de 2011

Los santos del siglo XXII

Un joven obispo español ha hecho unas bellas declaraciones con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud que se celebrará en Madrid dentro de muy pocos días:
"En la Jornada Mundial de la Juventud van a estar presentes los santos del siglo XXI. En las calles, en Cuatro Vientos, en las catequesis van a estar sentados los santos que van a ser venerados en el siglo XXII" (Mons.Xavier Novell)
Y en su afirmación, yo incluyo a esos santos futuros que no acudirán, por un motivo u otro, al evento.

Efectivamente, en este Agosto del 2011, junto al Papa Benedicto XVI, van a llegar a Madrid jóvenes procedentes de todos los lugares del mundo. Atraídos por una fe que convoca y pide ser compartida, van a estar y a encontrarse por las calles de la capital de España portando una Cruz que les acompaña desde el año 1984, cuando Juan Pablo II se la entregó para que la llevasen por el mundo "como signo del amor del Señor Jesús a toda la humanidad".
Así, todos tendremos el privilegio de contemplar una Cruz sostenida por brazos jóvenes de cualquier lugar de este planeta; Cristo aupado por aquellos que se encuentran "buscando una vida mas grande"; Cristo en diálogo con los que serán el futuro de la sociedad y de la Iglesia; Cristo en compañía de los que con su actitud, y a pesar de los tiempos que corren, nos dicen que la vida es tremendamente bella... 

Los jóvenes, es verdad, son los santos del futuro; están destinados a hacerse cargo de un mundo que necesita ser cuidado; son los futuros responsables de repartir equitativamente el pan, de portar esos valores que hagan feliz a la humanidad... Ellos, por unos días y ojalá siempre, nos van a contar que merece la pena "pasar por la vida haciendo el bien".

Estarán en las calles de Madrid y luego regresarán a todos nosotros. Y los encontraremos en la propia familia, en las escuelas, en las universidades, en los parques, en los sitios donde salen a divertirse... 
Y serán los santos del siglo XXI y XXII porque dejarán pasar la Luz...

Yo creo en ellos, les admiro, me gusta acompañarles de lejos, me alegra verles crecer, me inundan de esperanza...

Estoy segura que otros los venerarán en el siglo XXII; pero a mí, ahora, lo que me toca hacer por ellos es rezar:
Señor Jesús, tú que empezaste convocando y lo sigues haciendo después de tanto tiempo, haz que estos jóvenes que se van a encontrar en Madrid y todos los jóvenes del mundo, crezcan con ilusión y esperanza; que siempre vayan más allá de lo establecido, de lo rutinario, de lo previsto; que sientan, en todo momento, el impulso de los ideales grandes; que logren disfrutar de una vida serena y feliz; que se fíen siempre de Dios; que sean capaces de "dar amor para recibir amor"; que vivan siempre "arraigados y edificados en Cristo, firmes en la fe". Amén


Te quiero mucho. Hasta el domingo 


Ana 








3 comentarios:

  1. Yo seré uno de esos peregrinos que tratará de sentirse joven y cerca de Dios. Yo no aspiro, ni mucho menos, a esa santidad de la que hablas. Sólo quiero que mi ceguera sea luz para quien se encuentre conmigo en mi caminar cotidiano.
    Ojalá lo consiga.
    Y lo importante para mí, será que estaré allí, sintiendo, viendo de cerca a ese Dios echo hombre en forma de entusiasta juventud.
    Besos cariñosos.

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  2. Al principio me sorprendió la noción de que los jóvenes de hoy serán los santos del siglo que viene pero, al pensarlo un poco, tiene sentido. Una de las muchas cosas importantes que hizo Juan Pablo II fue canonizar un gran número de santos, gente ‘normal y corriente,’ para mostrarnos que todos estamos llamados a ser santos, no solamente unos pocos. Antes teníamos la idea de que los santos eran gente totalmente excepcional, casi otra especie.
    Si nos cuesta imaginar al chaval enganchado al aparato electrónico de turno como santo, podemos pensar en la frase de Santa Teresa de Avila: ‘Dios anda también entre los pucheros’... Hoy en día Dios anda también entre los ipads y los ordenadores.
    Me llama mucho la atención ver jóvenes abrazar la cruz. Vivimos en una época en la que mucha gente huye del tema del sufrimiento y no puede aguantar ni un retraso en sus placeres. Sin embargo, el sufrimiento es una parte inevitable de la vida y tenemos tres opciones: la táctica del avestruz tan común hoy en día, o sea, vivir como si el sufrimiento no existiera, dejar que el sufrimiento nos amargue la existencia o, gracias a una visión religiosa del universo, dignificarlo y darlo sentido. La imagen escogida por Ana demuestra que muchos jóvenes tienen una actitud madura y realista frente al sufrimiento y optan por darle sentido dentro de una cosmovisión religiosa.
    Me gusta mucho también la idea de que la juventud es tiempo de grandes ideales.
    Tristemente, muchas veces la Iglesia no ha sabido transmitir el mensaje cristiano como un mensaje de liberación, solidaridad y alegría para toda la humanidad, tanto en este mundo como en el venidero. Correctamente entendido, el mensaje de Cristo es el más utópico de todos. Cristo también era un ‘indignado,’ pero un indignado constructivo. Tengo la esperanza de que el gran Papa actual convencerá a muchos jóvenes que el ideal por el que realmente vale la pena luchar es el mensaje de Cristo y no las ideologías trasnochadas de los políticos de turno…Creo que el JMJ tendrá un gran impacto positivo sobre los jóvenes de hoy y los santos de mañana.

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  3. Me gusta pensar en los "santos" del siglo XXI, sin duda como comenta Tommy, será santos no entre pucheros... es igual. Dios habla a través de cada lenguaje y de cada época, nos puede sorprender de mucha maneras, lo importante es saber descubrirle. Estos día andaba yo de "vacaciones" en una ciudad española donde la fe se reviste de una capa sorprendente para mí, de ¡velas!, pensaba,en tantas personas que las portaban en la fiesta grande de su ciudad, ¿qué significado tendrán para ellas? No lo se, pero seguro que ahí tambien estaba Dios.
    Descubrirle, creo que ahí está el reto de cada instante.
    Edith Stein, cuya fiesta a cabamos de celebrar y que el Papa la ha declarado patrona de Europa,nos cuenta como viendo un día a una sencilla mujer entrar en la catedral para hacer una breve oración, le resultó enteramente nuevo,sorprendente, por que no iba A NINGÚN OFICIO RELIGIOSO, SENCILLAMENTE IBA con su cesta de la compra a una iglesia vacía a un diálogo confidencial...comenta ella: "esto no lo he podido olvidarlo nunca".Así es Dios de imprevisible.
    ¿Dónde? ¿A quién? ¿cuano tocará el corazón en la JMJ?.
    Oremos con la fe cierta de la Cananea, por que Él va a estar ahí apretujado entre la multitud y alguién va a resultar "tocado". Besos

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