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"Para Dios, nada es imposible" (Lc. 1,37)

domingo, 5 de diciembre de 2010

Ando preocupada sobre quien salvará el mundo...

Te escribo preocupada por la situación de emergencia que vive España desde el Viernes. Hay conflicto, alarma, desconcierto, incertidumbre, impotencia, casi diría que caos y no solo aéreo...


Unos reivindican, otros no aceptan, todos parecen querer imponerse...Y no hay acuerdo... 
Los medios anuncian, analizan, organizan debates y desencuentros, señalan culpables y víctimas...Pero solo hay confusión...
Los aeropuertos están llenos de "gente corriente" que planeaba tener unos días diferentes; les han cambiado sus ilusiones y sueños por la decepción, la indignación, el cansancio y hasta la furia... 
Quienes preparaban la acogida de tantos viajeros no han podido hacer mas que aceptar, con resignación, su ausencia...


Y yo, testigo impotente de todo ello, intento analizar qué es lo que está pasando, por qué hemos llegado hasta aquí, hasta donde vamos a llegar...Y mientras la razón escudriña esta sinrazón, mi corazón es  compasivo, simpatiza y sufre con los que son las víctimas últimas de este desencanto... 


Ante lo que nos toca vivir, me pregunto donde están tres herramientas, para mí básicas, a la hora de salvar cualquier conflicto:  la conciencia, la solidaridad, y la buena voluntad.
     Conciencia de que no estamos solos, de que no vivimos aislados, de que el yo es importante pero solo si tiene en cuenta el nosotros.
     Solidaridad para alcanzar a comprender que nada de lo que hacemos, incluido aquello que nace alumbrado por los deseos mas nobles, es ajeno al resto de la humanidad...Todos nuestros actos tienen sus consecuencias.
     Buena voluntad para persistir en el esfuerzo de hacer de este mundo un lugar habitable...


Ya en la calle, lejos de aeropuertos, ministerios y platós de televisión, la vida cotidiana me ha consolado con su prudencia, normalidad, esperanza, fe... 


No es solo España...Nos toca vivir universalmente tiempos convulsos...Si lo pensamos objetivamente, tenemos al mundo un poco enfermo.


En estas circunstancias me ha venido a la cabeza un poema de Borges: se llama "Los Justos". 
En un intento, quizás ingenuo, de ayudar a salvar el mundo en el que vivimos te regalo el poema: a ti, a todos los que sufren la contrariedad y a todos los que he encontrado hoy en mi cotidianidad...

"Un hombre que cultiva su jardín, como quería Voltaire.
El que agradece que en la tierra haya música.
El que descubre con placer una etimología.
Dos empleados que en un café del Sur juegan un silencioso ajedrez.
El ceramista que premedita un color y una forma.
El tipógrafo que compone bien esta página, que tal vez no le agrada.
Una mujer y un hombre que leen los tercetos finales de cierto canto.
El que acaricia a un animal dormido.
El que justifica o quiere justificar un mal que le han hecho.
El que agradece que en la tierra haya Stevenson.
El que prefiere que los otros tengan razón.
Esas personas, que se ignoran, están salvando el mundo."      
  
      "Los Justos" (Borges)

                            

Al final, estoy convencida, será su Presencia, tantas veces ignorada, quien salve el mundo...
No escribo mas...Prefiero también ignorarme y en la escucha de mi propio silencio, oír lo que tu me cuentas...

Te quiero mucho. Hasta el domingo.

1 comentario:

  1. Ana: voy a compartir con vos La fábula del puerco espín , que a propósito de quien salvará el mundo, es probable que esta fábula diga algo importante.

    Fábula:
    Durante la Edad de Hielo, muchos animales murieron a causa del frío. Los puercoespín dándose cuenta de la situación, decidieron unirse en grupos. De esa manera se abrigarían y protegerían entre sí, pero las espinas de cada uno herían a los compañeros más cercanos, los que justo ofrecían más calor. Por lo tanto decidieron alejarse unos de otros y empezaron a morir congelados. Así que tuvieron que hacer una elección, o aceptaban las espinas de sus compañeros o desaparecían de la Tierra. Con sabiduría, decidieron volver a estar juntos. De esa forma aprendieron a convivir con las pequeñas heridas que la relación con una persona muy cercana puede ocasionar, ya que lo más importante es el calor del otro. De esa forma pudieron sobrevivir. Moraleja de la historia: La mejor relación no es aquella que une a personas perfectas, sino aquella en que cada individuo aprende a vivir con los defectos de los demás y admirar sus cualidades. (Guatemala)
    Un abrazo, Silvia

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