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"Para Dios, nada es imposible" (Lc. 1,37)

domingo, 12 de diciembre de 2010

Mirar a las estrellas

No sé si, alguna vez, te has encontrado en la difícil circunstancia de explicar a un niño algo que no quiere entender; no sé si, alguna vez, has tenido que explicar lo que ni tu mismo entiendes...
A mí me pasó una vez. Próximos a las fechas de Navidad, nuestra hija descubrió que los Reyes no existían; que no eran Melchor, Gaspar y Baltasar quienes se acercaban a su cama en una noche mágica para todos; que, de alguna manera, sus padres, esos seres infalibles que nunca podrían fallarle, no le habían contado lo que realmente pasaba...Cuando nos lo preguntó, con esa necesidad de que le dijéramos que no era verdad lo que le habían dicho, yo me quedé helada, paralizada, sin saber como explicarlo ni cómo justificarlo...


Aquella misma noche, empujada por la impotencia, le escribí  a mi hija una carta que quiero compartir contigo. 


"Querida María:
Esta noche, desde la estrella mas brillante que hay en el cielo, te hemos visto preguntar a tus padres si era verdad que nosotros no existíamos...Que habías oído en el cole que nosotros, Los Reyes Magos, no somos quienes os llevamos los regalos sino que son los papás quienes lo hacen...

Esta noche, desde la estrella mas brillante que hay en el cielo, te queremos contar nuestra historia: verás, hace mucho, mucho tiempo, guiados por una estrella llegamos a Belén y estuvimos con el Niño Jesús...Y fue ese Niño quién nos pidió que, cada Navidad, saliéramos de nuestra tierra y visitáramos a todos los niños del mundo para hacerles felices una noche...


Desde entonces, porque somos Magos, cumplimos con Su encargo pero, ahora que tu vas creciendo, queremos pedirte un favor: como hay muchos niños pequeños- ya sabes, mañacos, mañacos...-a los que tenemos que visitar y nosotros vamos ya para mayores, nos gustaría que nos ayudaras incorporándote a nuestro séquito de pajes. Si nos dices que sí, te pediremos que cada Navidad pienses por nosotros en un regalo para tus padres y para todos aquellos que amas; es decir, que tu seas el paje de tus padres, y también el de tu abuela y el de tus tíos y tus primos los pequeños...Y un día también el de tus hijos y hasta el de tus nietos...!Pero sin que nunca se enteren!
Has crecido y deseamos que te conviertas en uno de nuestros pajes maravillosos. Tu tarea será la de, en una de las noches mas hermosas del año, hacer que los demás sean felices. ¿Que te parece la idea?

Como sabemos que crees en nosotros, para contestarnos no hace falta que nos escribas. Igual que hemos hecho posible que mágicamente llegara este papel a tu cama, asómate hoy por la noche al porche de tu casa y búscanos en la estrella que brille más. Estaremos los tres esperando tu respuesta...

!Ah!, muy importante, no le cuentes el secreto de esta carta a los que no creen en nosotros porque no merece la pena. Guárdala, eso sí, para siempre en tu corazón.

Querido paje: Gracias. Te queremos mucho y siempre. 

                           Melchor, Gaspar y Baltasar"


Esa noche, nuestra hija salió al porche y, con lágrimas en los ojos pero la vista fija en su estrella, dijo a los Reyes que sí, que quería seguir creyendo en ellos, que contaran con ella para prolongar la ilusión durante generaciones... 
Esa noche, al verla, yo fui feliz. Me sentí reconciliada con la tarea de mantener la ilusión; me reafirmé en mi propósito de no renunciar al misterio, porque la vida, sin lo inexplicable, pierde su magia; me prometí para siempre convertir en lúcida la ingenuidad, para siempre seguir siendo niña y feliz.


Te quiero mucho. Hasta el domingo.

1 comentario:

  1. Me encanta lo de hoy y me hace pensar que todos en este mundo somos pajes...pajes de Dios. Dada la distancia insuperable entre nuestra forma de ser y la de Dios, Dios actúa a través de los seres humanos. Yo crecí en la religión católica gracias a
    pajes como mis padres y otros parientes que me ensenó por medio de sus palabras y, mucho más, mediante su vida y su forma de ser lo que es Dios y lo que El quiere de mí.Luego, me alejé de la religión durante muchos años y fue reconducido hacia ella gracias a otros pajes, principalmente mi mujer, pero también gracias a otros miembros de la institución Teresiana. Es importante tomar nuestro trabajo como pajes en serio porque no sabemos muchas veces el efecto que podemos tener sobre los demás, para bién o para mal. También es importante poder reconocer los regalos que nos traen los pajes, que a veces no son tan obvios a la primera vista, y recordar siempre que, aunque dichos regalos nos entregan los pajes, en la última instancia su fuente es Dios

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