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"Para Dios, nada es imposible" (Lc. 1,37)

domingo, 21 de agosto de 2011

Nunc dimittis





Gerbrand van den Eeckhout-Simeon en el Templo
"Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz;
porque mis ojos
han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos,
luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel" 
Lc 2:29-32



La oración con la que hoy empiezo esta página es el "Nunc Dimittis". 
Es el cántico del anciano Simeón, aquel devoto judío a quién el Espíritu Santo le había prometido que no moriría hasta haber visto al Salvador. Cuando la Virgen María y San José llevan al Niño Jesús al Templo, en Jerusalén, para realizar la ceremonia de consagración, Simeón estaba allí- tras haber esperado toda una vida- y toma a Jesús en sus brazos y recita su canto de gratitud y esperanza.

Es una oración bella, entrañable, alentadora...
Desde el siglo V se ha recitado en la plegaria nocturna como parte del oficio monástico de las horas. Y yo, que no soy monje, hace años que la he incorporado en mi rutina cotidiana...La rezo cada noche, antes de dormir, cuando todo ha quedado en silencio y no queda nada más por hacer...Y la rezo como lo hizo el anciano Simeón: con la alegría de un cántico, con la certeza de una promesa cumplida, con la paz de descubrir que todo tiene su sentido...
Al rezarla, repaso esos acontecimientos del día en los que, de alguna manera, he visto a Dios...Tiene algo que ver con la necesidad de admirar lo que me rodea y a quienes me rodean; de descubrir en ellos lo bueno, lo que me hace sentir mejor para sencillamente, reconciliarme con un mundo que tantas veces me parece injusto y gris... Está inevitablemente unida a la necesidad de esperanza. Me infunde una paz profunda que me conduce al sueño. Expresa el deseo de partir de este mundo habiendo disfrutado de él; de llevarme la experiencia que refleja el cuadro que hoy acompaña esta página: rodeado por todos- eruditos, sencillos, ancianos, jóvenes...- haber tenido el privilegio de tener en mis brazos lo mejor de la vida, eso que la ha llenado de luz y que me permite decir, con palabras de Neruda,  algo así como "confieso que he vivido".

Te quiero mucho. Hasta el domingo

Ana



1 comentario:

  1. Es maravilloso poder terminar el día así.Siento verdadera admiración por esto que llamas "rutina"... y que sintetizando lo que pienso, diría que es saber admirar tanto positivo como la vida nos regala y que nuestros ojos miopes dejan de admirar en esa cotidianidad,
    perdiendo lo mas bello que se nos regala, quizás por vivir ambicionando "regalos mejores", espejismos que oscurecen la utopía de vivir:ambicionando los dones mejores, la perla preciosa que esconde nuestro campo. Besos

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