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domingo, 12 de junio de 2011

Admiración

Nos sentamos juntos, en casa, a ver un partido de fútbol. El Real Madrid y el Tottenham jugaban para acceder a las semifinales de la Copa de Europa. Las primeras imágenes mostraban lo que ocurría en el túnel de vestuarios: allí estaban los jugadores acompañados por un grupo de niños; todos perfectamente alineados; los niños, listos para saltar al campo junto a sus ídolos.
En la espera, los pequeños miraban fascinados a los grandes mientras sus caras reflejaban todos los sentimientos que nos regala el ser capaces de admirar a alguien: alegría, desbordamiento, complicidad, incredulidad, deseo, esperanza, futuro, virtud... 


Los niños miraban hacia arriba y casi, casi que, ese mirar, les hacía crecer...
Los jugadores parecían no darse cuenta de lo importante que eran para aquellos bajitos que se encontraban a su lado; se hallaban concentrados en su trabajo, en lo que les quedaba por hacer, en la mejor manera de hacerlo para ganar...y esa actitud les hacía aún más altos.

Entonces pensé lo valioso que es, para cualquier ser humano, poseer y cultivar la capacidad de admirar...
Cuando somos niños, cuando somos jóvenes, nuestra admiración es posible que se centre en una persona o en un equipo o en un grupo; cuando crecemos y nos hacemos mayores, la admiración por alguien o por algo concreto queda complementada por la capacidad de descubrir en todo y en todos los que nos rodean eso que es admirable.
Y me preguntarás que por qué esto de admirar es tan vital: creo que es porque nos permite levantar nuestra mirada hacia lo excelso y así, a pesar de que hayamos alcanzado nuestra altura, seguir creciendo. 
Ese levantar la mirada es la invitación más importante que nos pueden hacer: porque nos eleva sobre nuestra rutina cotidiana; porque nos hace descubrir la belleza del mundo que habitamos; porque miramos al cielo en vez de al suelo; porque nos llenamos de luz...

Simone de Beauvior supo decirlo mucho mejor que yo:
"Me parecía que la tierra no hubiera sido habitable si no hubiese tenido a nadie a quien admirar."

Que nunca dejemos de mirar con buenos ojos a los otros; que la capacidad de admirar nos acompañe siempre.

Te quiero mucho. Hasta el domingo

Ana


2 comentarios:

  1. La admiración es un sentimiento que en nuestro mundo, está casi en desuso. Nada nos sorprende, por que estamos bombardeados por innumerables impactos...de todo tipo.
    Pienso que admirarse, supone una actitud humilde para reconocer algo y sentir y percibir que es extraordinario y que provoca en nosotros un sentimiento profundo y duradero, acompañado de aprecio.
    Yo creo que acerca a la contemplación de las cosas desde un ángulo cotidiano y novedoso a la vez.
    Gracias, por invitarnos a cultivar estos sentimientos que nos ayudan a vivir elevando nuestros ojos, más "arriba" de todo lo perecedero
    y fungible.
    Gracias por este toque humano de admiración, de aquello y aquellos, que pueden ser para nosotros referencia y estímulo para dar más y mejor de nosotros mismos a los demás.

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  2. ¡Otra tema que me hace pensar mucho! Supongo que la admiración es un instinto que nos da la naturaleza para que, en los primeros años de nuestra vida, podamos aprender admirando e imitando los modelos que tenemos alrededor (por ejemplo, nuestros padres).
    A medida que vamos madurando, sin embargo, tenemos que utilizar nuestra razón para establecer que modelos son aptos para admirar y seguir y que modelos no lo son. Si pensamos en los modelos que nuestra sociedad actual y sus medios de comunicación ofrecen a nuestros jóvenes, habría que dudar de la salud mental de dicha sociedad.
    Veo la admiración, como muchas cosas humanas, como un arma de doble filo. Si elegimos modelos apropiados para admirar y emular, nos puede estimular a mejorar como seres humanos. Sin embargo, si admiramos modelos inapropiados, los resultados pueden ser my negativos.
    Ana dice que muchos futbolistas no se dan cuenta del efecto que tiene sobre sus admiradores. Nosotros también a veces no somos conscientes de nuestra influencia sobre los demás, un tema que debería interesarnos mucho como cristianos. Como dijo alguién famoso (no recuerdo quien): ‘La única biblia que van a leer los alejados de la fe es el comportamiento de los cristianos’.
    Tenemos que ayudar a los jóvenes a discernir y determinar los modelos que deben admirar y seguir. Creo que la admiración, igual que nuestra conciencia, tiene que ser correctamente formada si queremos que nos sirva como guía fiable.
    Creo que el Papa Juan Pablo II beatificó tanta gente relativamente ‘normal’ precisamente para ofrecernos modelos ‘asequibles’ para admirar e imitar.
    Al fin y al cabo, por supuesto, el mejor modelo a admirar e imitar es el hombre perfecto, Jesucristo.

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