Habla del valor que tienen algunos objetos pequeños que, sin darnos cuenta, están ahí, junto a nosotros, haciéndonos compañía. Ellos, un día, sin pedirnos permiso, decidieron quedarse con nosotros para siempre.
Su exprimidor- mi sacramento |
Así nos consiguió contagiar la fidelidad a su zumo y a otras muchas cosas, la búsqueda de una soledad casi imposible, la capacidad de disfrutar de los pequeños regalos de cada día...
Ahora, cuando vuelvo a exprimir naranjas con "la herencia" de mi padre, todo él, su sonrisa, sus gestos, su mano firme y tierna sobre mi hombro vuelven a ocupar mi vida y se me concede una fuerza especial, una alegría y una paz que solo puede proceder de la comunión de los santos en la que tanto creo...
"Son aquellas pequeñas cosas que nos dejó un tiempo de rosas...que te sonríen tristes y nos hacen que lloremos cuando nadie nos ve"
Te quiero mucho. Hasta el domingo.
Ana
Me gusta compartir esa realidad de los "sacramentos" que todos guardamos en lo mas profundo de nuestro corazón y que tienen un valor incalculable cuando esos seres queridos dejan de estar a nuestro lado.
ResponderEliminarPero en esta fiesta del Corpus Christi, permíteme una palabra sobre el gran sacramento, el del amor de Jesús. Muchas veces, como les pasó a los judios,y me ha pasado a mí al reflexionar sobre sus palabras.¿que puede significar:
"El pan que yo os daré es mi carne..."?
Para los judíos la "carne" de una persona,significa todo su ser. Jesús nos ofrece una relación personal e íntima con Él que nos llevará a la Vida Plena. "Comer su carne" equivale a adherirse a Él, asimilarse a Él, a sus actitudes, a su estilo de vida, ser generosos, pacientes, comprensivos, comprometidos...no dejarnos in diferentes.
¿No es eso también lo que ocurre con nuestros "sacramentos"? ¿A donde nos lleva el contacto con los signos, con el rastreo de la memoria de aquellos que amamos?.
Gracias por tu provocación a la Vida.
Dos temas muy interesantes-los sacramentos y la comunión de los santos. Alguien (no me recuerdo quien) describió el hombre como el animal simbólico. Si perdemos nuestra capacidad de ver en las cosas que nos rodean no solamente la cruda realidad física sino lo que pueden simbolizar para nosotros perderemos parte de nuestra humanidad y al mismo tiempo nos será más difícil desarrollar la dimensión espiritual de nuestras vidas. Quizás por eso la apreciación de la poesía y la religiosidad están disminuyendo en paralelo en nuestra sociedad vulgarmente materialista. Quizás también por eso Dostoievski, un pensador casi obsesionado con la idea de que, sin una visión trascendental de las cosas, estamos condenados al desastre como especie, dijo 'La belleza salvará el mundo'.
ResponderEliminarAcabo de volver de una boda familiar en Irlanda donde me encontré con mi 'clan' (mi familia extendida). Me encontré no solo con mis familiares vivos sino que también visité las tumbas de algunos que ya no están físicamente conmigo. Quizá debido al hecho de que estoy envejeciendo tengo cada vez más parientes y amigos en el más allá y por eso me interesa cada vez más y me reconforta la idea de la comunión de los santos. Mi experiencia en Irlanda (en la que incluyó una misa celebrada por mi primo en la pequeña y hermosa iglesia donde han acudido a las misas dominicales no sé cuantas generaciones de mis parientes, una misa acompañada por la música irlandesa tan antigua que me habla de la historia de toda mi tribu) me ha hecho pensar que, si perdemos nuestra conciencia de pertenecer a algo mucho más grande que nuestra propia y muy pequeña vida personal, perderemos una gran parte de nuestra humanidad. Otro signo de nuestros tiempos es la falta de interés en las tradiciones y la obsesión con nuestro 'yo' a costa de nuestra dimensión social. La idea de la comunión de los santos nos recuerda que, aparte de ser animales simbólicos, también somos animales sociales y, yo diría, históricos.