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"Para Dios, nada es imposible" (Lc. 1,37)

domingo, 23 de enero de 2011

Bendita luz

Lo que hoy te cuento surge de algo que me ocurrió próximos a las fiestas de Navidad que acabamos de despedir. 
Habíamos, con el deseo de vivir ciertos ritos -"los ritos son importantes" decía el Principito-, colocado en el salón una corona de adviento. 
Una noche, mientras veía la televisión con los míos, me quedé mirando a la corona que tenía una de las cuatro velas encendidas y pensé para mi: mañana, cuando encendamos la segunda vela, habrá más luz, y al encender la tercera aún más, e imaginé la luminosidad de la corona con sus cuatro velas prendidas...
Y me quedé pensando: en este camino de la Navidad, en la medida que nos vayamos acercando juntos al nacimiento de Jesús nos iremos llenando de luz...


Después, tropecé con el pasaje del ciego Bartimeo, el de Jericó, aquel al que:   
"Al salir Jesús de Jericó con sus discípulos y una gran multitud, el hijo de Timeo, Bartimeo, ciego, estaba sentado junto al camino pidiendo limosna...
Jesús, deteniéndose, mandó llamarle; y llamaron al ciego, diciéndole:  Ten confianza levántate, te llama.
Él, entonces, arrojando su capa, se levantó y vino a Jesús.
Respondiendo Jesús, le dijo: ¿Qué quieres que te haga? Y el ciego le dijo: Maestro, que recobre la vista.
Y Jesús le dijo: Vete, tu fe te ha salvado. Y enseguida recobró la vista, y seguía a Jesús en el camino".  (Marcos 10:46)

                                  Jesús cura a un ciego (El Greco)


Jesús nos enseña a buscar la coincidencia; a estar ahí, en el camino, y a acercarnos, empujados por los otros, para ser bendecidos con el don de la luz...¿Será que para recibir necesitamos estar predispuestos a ello...? ¿Será que para tener luz se nos pide estar siempre en camino aunque no veamos nada...?

¿Será que la ceguera del corazón tiene que ver con la lejanía y el individualismo...? ¿Será que necesitamos de los otros para poder ver mejor...? La luz no sería la misma sin las cuatro velas encendidas. Y la Navidad no tendría el mismo sentido sin la presencia de los demás.


Estar cerca, aproximarnos, acercarnos para poder ver...
Estar cerca, aproximarnos, acercarnos con humildad para que se nos bendiga con el don de la luz: esa que procede de Su mirada y de la tuya también; la que nos regala el poder ver más allá y nos convierte en seres vulnerables al Misterio, la ternura, el amor...


Te quiero mucho. Hasta el domingo.


Ana








1 comentario:

  1. Hola Ana: admiro tu constancia a la hora de escribir éste blog cada domingo y también lo bien que lo haces. Es una inspiración para muchos y un momento de reflexión . Enhora buena! me encantó especialmente el poema de Garcia Marquez, me emocionó, por lo sencillo y lo verdadero de sus palabras.
    Sigue haciendo este ejercicio y compartelo con tus amigos.
    Te queremos. Encarni.

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