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domingo, 26 de junio de 2011

Los sacramentos de la vida

Empiezo esta página animándote a disfrutar de un pequeño libro de Leonardo Boff que leí hace mucho tiempo y me quedó grabado en el corazón:  "Los sacramentos de la vida". 
Habla del valor que tienen algunos objetos pequeños que, sin darnos cuenta, están ahí, junto a nosotros, haciéndonos compañía. Ellos, un día, sin pedirnos permiso, decidieron quedarse con nosotros para siempre. 

Uno de esos objetos que yo guardo es el exprimidor que usaba mi padre. Es un exprimidor de plástico, manual, nada sofisticado pero, con él, mi padre exprimía sus naranjas todas las mañanas. Le recuerdo, una mañana tras otra, en medio del ajetreo que conlleva el despertar de una familia muy numerosa, buscar las naranjas, cortarlas lentamente, exprimirlas pensativo y beberse con placer ese zumo que le preparaba para afrontar lo que tocara ese día...Era "su momento" y no importaba nada lo que pasara a su alrededor, luego habría tiempo para ocuparse de ello. 


Su exprimidor- mi sacramento


Así nos consiguió contagiar la fidelidad a su zumo y a otras muchas cosas, la búsqueda de una soledad casi imposible, la capacidad de disfrutar de los pequeños regalos de cada día...

Cuando mi padre murió le pedí a mi madre que me diera el exprimidor sin sospechar el valor que dicho objeto iba a tener para mí.  Lo conservo y lo utilizo y, cuando lo hago, me viene a la memoria y al corazón la imagen de mi padre, su bondad, su cariño, su fe...
Ahora, cuando vuelvo a exprimir naranjas con "la herencia" de mi padre, todo él, su sonrisa, sus gestos, su mano firme y tierna sobre mi hombro vuelven a ocupar mi vida y se me concede una fuerza especial, una alegría y una paz que solo puede proceder de la comunión de los santos en la que tanto creo...

Objetos sencillos que han quedado en un cajón o entre papeles, exprimidores, cartas, plumas, pipas, una canción...los sacramentos de la vida... ¡Qué grande su valor! ¡Qué importante su presencia! 

Serrat también lo dice de otra manera: 
"Son aquellas pequeñas cosas que nos dejó un tiempo de rosas...que te sonríen tristes y nos hacen que lloremos cuando nadie nos ve" 


Te quiero mucho. Hasta el domingo.


Ana



2 comentarios:

  1. Me gusta compartir esa realidad de los "sacramentos" que todos guardamos en lo mas profundo de nuestro corazón y que tienen un valor incalculable cuando esos seres queridos dejan de estar a nuestro lado.
    Pero en esta fiesta del Corpus Christi, permíteme una palabra sobre el gran sacramento, el del amor de Jesús. Muchas veces, como les pasó a los judios,y me ha pasado a mí al reflexionar sobre sus palabras.¿que puede significar:
    "El pan que yo os daré es mi carne..."?
    Para los judíos la "carne" de una persona,significa todo su ser. Jesús nos ofrece una relación personal e íntima con Él que nos llevará a la Vida Plena. "Comer su carne" equivale a adherirse a Él, asimilarse a Él, a sus actitudes, a su estilo de vida, ser generosos, pacientes, comprensivos, comprometidos...no dejarnos in diferentes.
    ¿No es eso también lo que ocurre con nuestros "sacramentos"? ¿A donde nos lleva el contacto con los signos, con el rastreo de la memoria de aquellos que amamos?.
    Gracias por tu provocación a la Vida.

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  2. Dos temas muy interesantes-los sacramentos y la comunión de los santos. Alguien (no me recuerdo quien) describió el hombre como el animal simbólico. Si perdemos nuestra capacidad de ver en las cosas que nos rodean no solamente la cruda realidad física sino lo que pueden simbolizar para nosotros perderemos parte de nuestra humanidad y al mismo tiempo nos será más difícil desarrollar la dimensión espiritual de nuestras vidas. Quizás por eso la apreciación de la poesía y la religiosidad están disminuyendo en paralelo en nuestra sociedad vulgarmente materialista. Quizás también por eso Dostoievski, un pensador casi obsesionado con la idea de que, sin una visión trascendental de las cosas, estamos condenados al desastre como especie, dijo 'La belleza salvará el mundo'.
    Acabo de volver de una boda familiar en Irlanda donde me encontré con mi 'clan' (mi familia extendida). Me encontré no solo con mis familiares vivos sino que también visité las tumbas de algunos que ya no están físicamente conmigo. Quizá debido al hecho de que estoy envejeciendo tengo cada vez más parientes y amigos en el más allá y por eso me interesa cada vez más y me reconforta la idea de la comunión de los santos. Mi experiencia en Irlanda (en la que incluyó una misa celebrada por mi primo en la pequeña y hermosa iglesia donde han acudido a las misas dominicales no sé cuantas generaciones de mis parientes, una misa acompañada por la música irlandesa tan antigua que me habla de la historia de toda mi tribu) me ha hecho pensar que, si perdemos nuestra conciencia de pertenecer a algo mucho más grande que nuestra propia y muy pequeña vida personal, perderemos una gran parte de nuestra humanidad. Otro signo de nuestros tiempos es la falta de interés en las tradiciones y la obsesión con nuestro 'yo' a costa de nuestra dimensión social. La idea de la comunión de los santos nos recuerda que, aparte de ser animales simbólicos, también somos animales sociales y, yo diría, históricos.

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