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"Para Dios, nada es imposible" (Lc. 1,37)

domingo, 4 de marzo de 2012

No, si, no...



No sé qué facilidad tienes para decir, tranquilamente, "no"... A mi es una de las palabras que más me cuesta pronunciar y la tengo ahí, olvidada, en un lugar inadvertido del diccionario de mi vida. 
Te lo confieso: yo no acabo de aprender a decir que no puedo a muchas de las cosas que surgen en el cada día...Y no porque me crea imprescindible, sino porque sé que hay muchas cosas que hacer y que cada uno de nosotros hemos de echar una mano con aquello que podamos aportar. Y, por cierto, todos tenemos mucho que dar...
Pero sí, estoy de acuerdo con esos amigos que, a pesar del paso de los años, me siguen riñendo por no saber decir que "no"; para suavizar su reprimenda, me explican que es una de las palabras más difíciles de aprender- ¡como si uno fuera tonto!- pero que sientes una profunda liberación una vez que la incorporas con sensatez y verdad a tu léxico.

Lo más curioso es que, leyendo un libro, el otro día aprendí que Jesús, que pasó por la vida haciendo el bien, también supo decir que "no". No lo dijo literalmente pero sí lo expresó con aquel "subirse a la montaña" o "retirarse de madrugada" o "salir a un lugar solitario"...
Esta actitud de retirarse fue una constante de su vida activa y no la dejó para momentos cumbres sino que supo incorporarla a su cotidianidad.

La actitud de Jesús me invita a pensar en que quizá el "no" sea necesario para poder decir luego "sí"; quizá, el darnos de vez en cuando un respiro evite que la calidad de lo que hacemos sea vencida por la cantidad que nos gustaría hacer. Quizá, como Jesús, haya que buscar los espacios para recomponerse: un rato de oración, un paseo en solitario, un café con ese amigo... ¡qué sé yo!

Sabernos retirar, "apearnos de este mundo" tan solo por breves instantes para volver a coger el tren de la vida con esa alegría que la empuja e invita a vivir.

Quisiera aprender ese difícil equilibrio que existe entre el "no" y el "sí"; quisiera que mi corazón, que siempre se adelanta a decir que "sí", permita, aunque solo sea de vez en cuando, dejar que la cabeza diga "no". 
Pero una cosa importante: para que mi cabeza se atreva a decir que "no" tu, si puedes, me tienes que dar tu "sí"; y para que tú puedas decir que "no", yo te prometo mi "sí"...

Te quiero mucho. Hasta el domingo

Ana




4 comentarios:

  1. (A veces pienso que existe la telepatía). Apenas hace un par de días que hablaba de este mismo tema con una compañera. El "no" tampoco figura en mi diccionario. Me educaron en eso que llamamos ahora la disponibilidad. Recuerdo que mi padre nos daba siempre el mismo discurso, cansino entonces, sobre el estar siempre dispuestos, el responder con un "por supuesto" cuando el otro nos dijera "por favor", porque esa era la actitud del cristiano, y porque él predicaba con el ejemplo. Posiblemente buena parte de mi forma de ser venga de esas palabras que calan gota a gota en el subsconsciente. Pero con el tiempo, como te pasa a tí, descubres que a veces, más de las que quisiera, hay que deslizar algún "no" para seguir diciendo "sí" a lo que realmente importa. Con los años he asumido que a veces es recomendable, incluso necesario, pero sigue costándome un esfuerzo sobrehumano lo que lo que otros hacen como la cosa más natural del mundo. Así que tal vez sea cuestión de ejercitarlo más a menudo, o simplemente, como hacía Jesús, "retirarse" para tener un poco de tiempo, unos minutos, para recargar baterías ...y luego seguir diciendo "sí".
    Un beso.

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  2. Pues sí, es difícil decir que no cuando has sido educado en decir que sí, estar dispuesto. En fin, buena semana y ánimos.
    Besos.

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  3. Interesante, comparto tus palabras y sentimientos. No sé quien dijo una vez que no es que estemos diciendo NOOOOO, sino que en realidad decimos SÍ a otras opciones.
    Por ejemplo, no voy a participar en un grupo de trabajo porque digo que sí me retiro un día a pasear por el campo. En realidad digo que sí, y sinceramente, ayuda mucho mucho ver la realidad desde la afirmación y no desde la negación a los que tenemos problemas con esta palabra.
    También te quiero,
    Ángela

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  4. No, interesante palabra....dificil y necesaria a veces, pero siempre dificil de pronunciar, lo malo es que la pronunciamos mucho mas de lo que nos creemos o damos cuenta. No tengo tiempo, no es mi momento....tengo que consultarlo, lo voy a pensar...son "nos" que decimos conscientes o incoscientemente, por todo ello me pregunto si realmente estamos tan disponibles hacia el otro como pensamos. A mi reconozco me me cuesta decir un NO rotundo, y soy consciente que deberia decirlo muchas mas veces, sobre todo en espacios laborales donde es necesario mas de una y dos veces. otras porque es necesario para no dejarnos tomar el pelo. Jesús siempre fué muy claro y se entregó hasta la muerte, pero también supo decir no con rotundidad cuando fué necesario, por ejemplo y ahora que estamos en cuaresma dijo NO a las tentaciones... Lo ideal sería saber aplicarlo en cada momento apropiado, eso se lo pido al Señor. Un beso, Fernando.

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