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domingo, 22 de mayo de 2011

"Bailando con lobos"

Quiero contarte un cuento que quizás ya conozcas- una cadena de tiendas lo ha impreso en sus bolsas de papel-. El cuento dice así:
“Un anciano cherokee le habla de la vida a su nieto. – Hay una gran batalla dentro de mí– le dice al chico. – Es una lucha terrible. Es una lucha entre dos lobos. Uno es el mal – él es la envidia, la codicia, la arrogancia, el resentimiento, la inferioridad, la mentira, la soberbia. El otro es el bien – continua el anciano – él es la alegría, la paz, el amor, la esperanza, la serenidad, la humildad, la amabilidad, la empatía, la generosidad, la verdad, la compasión y la fe. Esta misma lucha ocurre dentro de ti. Y dentro de cada uno de nosotros.
El nieto se queda pensando en lo que le había dicho su abuelo y pasado un tiempo le pregunta – ¿qué lobo vencerá, abuelo?

El anciano simplemente responde – el que tú alimentes.”
Hace tiempo que este cuento me ayuda en la vida cotidiana. Me ha enseñado a reconocer mis propios lobos y también los de los demás. 

El lobo malo que vive dentro de mí, muchas veces despierta y quiere, da igual si con razón o sin ella, rebelarse, imponerse, decir que está en lo cierto, mostrar su ira, ganar...pero, sobre todo, recordarme que está ahí, siempre vivo y dispuesto a atacar en cuanto le conceda la mínima oportunidad...
Yo intento calmarle; le ignoro, para ver si se apacigua; me esfuerzo en borrar su memoria; le digo que no me gusta y, corro en ayuda del lobo bueno, para pedirle que  luche y se imponga sobre el lobo malo...La vida con el lobo bueno es, siempre, más bella...
También danzo con los lobos de los otros. Admiro al lobo bueno y disfruto con él; es amable, me hace reír, me alivia los pesos cotidianos, hace que me sienta feliz sencillamente por el hecho de estar viva...
Igualmente sé reconocer al lobo malo: es impredecible, desconfiado, violento; aparece cuando menos lo esperas; su fuerza me arrolla; su agresividad me envuelve en tristeza.... 
En esa distancia corta en la que a veces el lobo malo del otro me amenaza, he aprendido a retirarme en silencio, a no decir nada, a esperar a que se aleje para, de nuevo, volver a disfrutar del buen lobo. 
He aprendido también a no guardar memoria del daño que el lobo malo me ha hecho; perdonar sus acciones es el mejor modo de alimentar al buen lobo...

Yo quiero que en todos nosotros gane el bueno- ¡como en las películas!-, y deseo trabajar para ello. Intuyo que la lucha será hasta el final pero sé que cuento con tu ayuda, con la certeza de que tú también estás luchando, con la convicción de que el esfuerzo no será estéril.

La danza con lobos nos acompaña toda la vida...El intentar reconocer, con humildad, lo que hay en nuestro interior es el primer paso para la victoria.


Te quiero mucho. Hasta el domingo.


Ana

2 comentarios:

  1. Hola, Ana. Feliz domingo en paz y familia. ¿Me permites una pregunta? ¿Qué música bailan esos lobos? Más aún: ¿quién la compone?
    Ya se sabe: la música amansa a las fieras.
    Yo te respondo: la música que bailan tiene sonidos de cariño y afectos y el compositor no es otro que Dios.
    Sí, ayudémonos a que el lobo bueno venza.
    Cuidaos y que estéis bien.

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  2. Me parece muy importante el blog de hoy. ¿Cuantas tragedias personales y políticas han sucedido porque algunos no han reconocido o han rehusado aceptar nuestra dualidad, el hecho de que el ser humano es capaz de lo más sublime y lo más terrible? Cuando una ideología pretende traer el paraíso a la tierra basando su sueño en la perfectibilidad del ser humano los resultados suelen ser trágicos. Del mismo modo, cuando los individuos intentan ‘realizarse’ sin tener en cuenta este aspecto misterioso de la antropología humana descrita por Ana su intento inevitablemente acaba en el fracaso más absoluto. El Papa Benedicto XVI cuenta que un amigo suyo ateo le dijo que no podía creer en las dogmas de la Iglesia Católica, salvo el del pecado original, puesto que el veía los resultados de ello cada día. Por supuesto, estamos hablando del pecado original en plan metafórico o poético y no tiene nada que ver con manzanas o cualquier otra fruta (un hecho que por cierto, el Papa reconoce plenamente). No sé si nuestra dualidad representa una fase intermedia de nuestra evolución en la que hemos desarrollado unas facultades superiores pero arrastramos al mismo tiempo tendencias de nuestro pasado animal o si representa una caída de un estado anterior superior. Lo que sí sé es que cada uno tenemos dos lobos dentro y no reconocerlo es extremadamente peligroso. Cuenta el escritor Irlandés C.S. Lewis que un demonio experimentado aconsejó a un demonio principiante que la mejor manera de destrozar a los seres humanos era persuadirles que el diablo no existe. Podría haber añadido que otra táctica muy útil sería persuadirles que tienen tan sólo un lobo dentro-un lobo bueno.

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