Datos personales

Mi foto
"Para Dios, nada es imposible" (Lc. 1,37)

domingo, 8 de abril de 2012

Cristo ha resucitado


San Francisco abrazando a Cristo en la Cruz (Murillo)


"Cristo, cristal purísimo que no se rompe nunca. 
Cristo, creo en tu cruz que nutre nuestra arteria.
Bebo debajo de tu trono de espinas, 
duermo en tu ala siempre viva,
y no hay por que pedirte por los hombres
porque todos los hombres están en tu memoria,
en tu luz desbordante con que nos amas sin méritos.
Sé que te desvives hasta morir, de nuevo, en cada instante,
por los que son ingratos con los otros.
Cristo, cristal purísimo que no se rompe nunca.
Cristo, creo en tu cruz que nutre nuestra arteria".
(Gloria Fuertes) 




No, no me he equivocado en el día y en la hora: ¡Cristo ha resucitado, aleluya! 
Y precisamente, en este Domingo de Resurrección, me gustaba regalarte la imagen y la palabra para compartir contigo lo que yo he descubierto en el Misterio de la Cruz.

La obra de Murillo nos muestra a un San Francisco de Asís joven que ha decidido abandonar todo lo que posee para servir mejor a Cristo y al prójimo. Como recompensa a la renuncia de San Francisco a los bienes terrenales, Cristo desclava su brazo derecho para acoger al santo bajo su regazo. Mientras tanto, los ángeles nos regalan el texto escrito en el libro que sujetan: "quien no renuncia a todo lo que posee no puede ser discípulo mío".

Cristo, que no se rompe nunca, elevándonos desde la Cruz; Cristo, Señor, invitándonos a levantar nuestra mirada; Cristo, redentor, atado a tantas y tantas cruces como las que nos tocan vivir a lo largo de nuestra existencia; Cristo consolándonos con su abrazo en el inevitable sufrir; Cristo invitándonos a morar en sus llagas, lugar de sabiduría y fortaleza; Cristo muriendo y resucitando en cada instante para darnos vida.

¡Feliz domingo de Resurrección!


Te quiero mucho. Hasta el domingo.

Ana

1 comentario:

  1. (Como puedo, araño cinco minutos para el comentario de esta semana).
    No sé si me gusta más el poema que la imagen o viceversa. Me gusta la imagen de un Cristo que abraza y acoge, de un Cristo amigo, compañero, que abraza nuestra cruz diaria, nuestro trabajo, nuestras preocupaciones de cada jornada. Se me ocurre pensar si pasaría por su mente esa preocupación constante que comparto con Él casi a diario. Luego leo el poema de Gloria Fuertes y encuentro la respuesta a mi pregunta: "no hay que pedirte por los hombres porque todos los hombres están en tu memoria". Desde la racionalidad que nos rodea es imposible entender el verso, pero desde la realidad de nuestra fé, es el fundamento de lo que hacemos cada día, es la savia que nutre nuestro tronco. Sin ese misterio que aceptamos cuando pasamos de la oscuridad a la luz del Domingo de Resurrección, nada de lo que estoy haciendo en este instante tendría sentido. ¿Cómo no voy a abrazar a ese Cristo que baja su brazo llagado para acogerme?

    Feliz Pascua.

    ResponderEliminar