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domingo, 25 de diciembre de 2011

Feliz Navidad





Todos los años, el mes de Diciembre nos ofrece un rato para, entre unos y otros, poner el Belén. Y es una tradición que nos acompaña desde que somos pequeños. No sé si te acuerdas pero, de niños, siempre llegaba ese día en que, con ilusión, sacábamos del trastero las cosas de Navidad y poco a poco íbamos recreando el nacimiento, para nosotros, más hermoso del mundo...
Después, jugábamos con él: adelantábamos cada día un poco a los Reyes, movíamos las ovejas hacia el río, encendíamos y apagábamos las luces del pueblo de Belén, jugábamos con los pastores y el ángel Gabriel siempre se acababa cayendo del techo de aquel humilde pesebre...Y también, cada año, a San José se le rompía una pierna o perdía su bastón; el niño Jesús, de tanto tocarlo...acababa sin cabeza... Y es que, éramos muchos y cada uno tenía su modo de acercarse al portal...

Pasados los años, pedí a mi madre las figuras de ese Belén que habían sobrevivido y que forman parte de mi vida y de la de mis hermanos. Ella las sacó de ese armario en donde se guarda lo más preciado de nuestra historia y se esmeró, una vez más, en repararlas. Me entregó a San José con  ambas piernas y con bastón; el niño Jesús, en brazos de su madre, me lo dio con una especie de bufanda hecha de pegamento de tantos años... No hay ni mula ni buey - solo Dios sabe donde andarán - pero hay calor de haber sido unas figuras cuidadas a través de casi cincuenta años...

Hoy es Navidad y, en la foto que encabeza esta página, te regalo mi Belén... Nos muestra a un Niño que se nos ha dado...Quiero acercarme contigo y contemplar tanto misterio. Tócalo, juega con él, coge al Niño en tus manos- él está acostumbrado al calor de tantos durante tantos años y te necesita...
Como ves, este año, ante el portal, hay un ángel despistado que intenta encontrar su partitura para poder cantar, a otro se le ha ocurrido traer su corazón, y el pajarillo de la derecha porta en su pico amor...
Qué lugar tan hermoso el portal de Belén: porque se nos permite llegar con lo que somos, "con lo puesto", como somos; porque, ante este Niño que nos ha nacido, no se nos pide nada, sólo se nos da...

¡Feliz Navidad!

Te quiero mucho. Hasta el domingo

Ana




1 comentario:

  1. Hola, Ana.
    Leo esta entrada dos semanas después, cuando, ironías del tiempo, acabo de recoger nuestro Belén junto con el resto de cosas que solemos poner en casa para recordar (a los de fuera y a los de dentro) que estamos en Navidad. Recuerdo que compramos las priemras figuras de este Belén al nacer nuestra hija. Tenemos otro, más "mnumental" si quieres, pero algo nos decía que teníamos que poner uno a su "altura", es decir, lo bastante pequeño para que un niño lo abarque. Como hemos hecho todos, ella, y más tarde sus hermanos, han jugado a acercar los Reyes un poco más cada día, a clasificar la fauna cual zoológico, a hacer filas largas de pastores en procesión hasta el Portal. Y ahora que van creciendo, nos reimos al recordar como uno tumbaba las ovejas noche tras noche porque era la hora de irse a la cama, otro cogía el serrín a puñados pensando que era algo parecido al confetti, y algún año hubo que aquel pequeño Belén terminaba siendo la franja de Gaza en manos de un bajito de dos años. Leyendo tu entrada, me vienen a la cabeza cientos de anécdotas, y concluyo pensando en la capacidad de algo tan humilde como esta escena para reunir a familias de toda clase y condición a su alrededor, a través del tiempo. ¿Te atreves a contar cuántas? Bendito este humilde Portal, que sigue uniendo generaciones por encima de diferencias de edad, de cultura, de opiniones. Cuando empezaba a pensar que tal vez iba siendo el moemnto de dejarlo dormir en el trastero, le has venido a dar sentido otra vez. Gracias. Hasta la semana que viene.

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